«Van demasiado por libre». La frase se repite por boca de responsables socialistas de distintos ámbitos al referirse a la gestión del Centro Niemeyer, que encabeza Natalio Grueso. El edificio que diseñó el arquitecto brasileño ya ha demostrado su influjo y atractivo ante los ciudadanos. Por eso, a dos meses de las elecciones y con el complejo cultural de la ría despertando lentamente a la actividad cotidiana tras la resaca inaugural, una soterrada lucha por el control del Niemeyer levanta alguna que otra chispa. La situación ha llegado a tal punto que Natalio Grueso ya ha dejado caer en más de una ocasión a su círculo próximo que está dispuesto a abandonar el proyecto, aunque no ha especificado destino ni plazos.

¿De quién es el Niemeyer? La respuesta de manual sería obvia: de los avilesinos y los asturianos. Esa afirmación se ha repetido machachonamente en los discursos oficiales. Pero la realidad es que el Niemeyer es una clara baza electoral para todos los partidos, bien por apropiación bien por estigmatización. Para los socialistas, es la clave de la victoria municipal de Pilar Varela en las elecciones de mayo. Los sinuosos edificios de la margen derecha del estuario avilesino han insuflado ánimos a unos socialistas en horas bajas por la precipitación de Zapatero. ¿De quién es la criatura? «No hay duda, del gobierno socialista de Areces. Fue el empeño de Álvarez Areces el que logró que se llevara a cabo y fueron fondos del Principado los que permitieron construirlo», asegura un destacado dirigente del PSOE.

Con ese balance inversor llega el momento de sacar rédito. Los socialistas centrarán su campaña en Avilés en un discurso base: «Sólo el PSOE garantiza la buena marcha del Niemeyer y de todo el desarrollo de la margen derecha. El PP siempre ha combatido el proyecto y su candidata autonómica (Isabel Pérez Espinosa) ha llegado a pedir firmas para impedir la construcción del centro cultural, asegurando que sería un pelotazo».

Con ese mensaje como ariete, el PP debe cuidar los matices de su discurso. «El Niemeyer debe despolitizarse y una vez construido y en marcha lo difícil será mantener un programa constante todos los días del año y con un presupuesto realista», aseguran los populares

Pero las tensiones también están dentro de la propia Fundación del Niemeyer. Es un secreto a voces que no hay comunicación alguna entre Natalio Grueso y la consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, como también fueron difíciles con su antecesora Encarna Rodríguez Cañas. Grueso se opuso desde el principio a que el Niemeyer permaneciese a la sombra del mastodóntico proyecto de la Laboral y rechazó los requeremientos de Cultura para que estrechase lazos con el proyecto gijonés. La situación llegó a tal punto que Cultura, entonces en manos de Rodríguez Cañas, impuso que Jorge Fernández-León interviniese representando a la Laboral en el encuentro de centros culturales del mundo (C-8) que había organizado Grueso para establecer lazos para el Niemeyer.

Ya han surgido también diferencias con el Ayuntamiento de Avilés. El gobierno socialista local critica en voz baja las dificultades para coordinarse con el Niemeyer, asegura que hay déficits de organización y previsión y que los gestores del centro cultural planifican por su cuenta sin contar con las previsiones municipales. «Pero es que el Niemeyer no es del Ayuntamiento, ni del Principado, es una entidad en sí misma y si alguien quiere imponer algo que lo plantee en el patronato. La independencia es una obsesión: el centro se juega su futuro internacionalmente y debe seguir en pie dentro de 100 años», aseguran fuentes próximas a la dirección del Niemeyer

También la reciente marcha de la Fundación Masaveu tiene tras de sí un desencuentro entre la dirección del centro y la entidad familiar. Fuentes próximas al Principado aseguran que la Fundación Masaveu se había comprometido a aportar una cuantía anual que nunca abonó, aunque no se hizo constar ese acuerdo económico en documento alguno.

El equipo del Niemeyer (compuesto por Natalio Grueso y otras cuatro personas) quiere hacer bandera de su independencia como fundación que, aunque nacida con inversión pública debe volver a la sociedad. De hecho, en medios próximos a Grueso se asegura que algunas de las decisiones que contribuyeron a reforzar cierta imagen «política» del centro se realizaron contra el deseo de la dirección, como colocar en las primeras filas a los dirigentes socialistas regionales durante la conferencia de Felipe González. También se negocian intervenciones de personalidades vinculadas a otros partidos..

Las tensiones por el control del complejo arrojan sombras a pocas semanas de su apertura. Una hipotética marcha de Natalio Grueso -asegura a sus próximos haber recibido ofertas con origen en Londres, Nueva York y Emiratos Árabes- podría conllevar el abandono en cadena del resto de la dirección del centro. ¿Y qué pasará entonces? «Por eso no es buena una gestión excesivamente personalista», dicen algunos en el PSOE. «Será consecuencia de haber defendido la independencia del Niemeyer», afirman en el centro cultural. El riesgo, en cualquier caso, es que por buscarle padre con demasiado afán la criatura blanca de la ría acabe totalmente huérfana.