T. CEMBRANOS

La XXXIV Semana de Música Religiosa de Avilés acaba de bajar el telón y su director, José María Martínez, ya está pensando en la edición del próximo año. Ahora, su máxima preocupación es que la cita, la segunda más antigua de España en su categoría, no sucumba a la crisis. «Estamos en época de recesión y el próximo año se podrá hacer si contamos con el apoyo de la Obra Social de Cajastur, del Ayuntamiento de Avilés y del Principado. La Semana de Música Religiosa tiene solera; sólo está por detrás de la que se organiza en Cuenca, que empezaron primero y cuyo presupuesto es astronómico. Nosotros sólo podemos competir en imaginación y originalidad», aseguró Martínez, también director del conservatorio «Julián Orbón» de Avilés.

El responsable de la cita musical argumentó que en Avilés «está vedada» la contratación de grandes orquestas por su elevado precio así que durante la Semana de Música Religiosa «hay que dejarlo todo» a grupos pequeños «que vienen por amistad» y porque las actuaciones «tienen difusión y además se cuida la imagen y viene mucha gente, todo ello aspectos que interesa a los músicos».

«Nosotros nunca bajamos la calidad y todo el que actúa en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery responde a unos parámetros de calidad media-alta o muy alta», afirmó. Así, por la ciudad, en los últimos años, han pasado artistas como René Jacobs o la organista Montserrat Torrent, «de lo mejor de España». Pero de lo que más orgulloso está José María Martínez, además de por el éxito de las jornadas, es que cada año adquiere especial protagonismo músicos de Avilés y de Asturias así como ex alumnos del Conservatorio «Julián Orbón» con un programa diferente cada año. Y cada año se descubren nuevos talentos. Así, este año actuaron como solistas la flautista Marta Gómez y Guillermo Cañal, al violonchelo. «Ojalá mantengamos este nivel en años sucesivos», comentó.

Martínez destacó también los estrenos de la Semana de Música Religiosa. Así, en los recitales de Sabugo se han estrenado en los dos últimos años dos sinfonías de un «sabuguero», como fue Ramón de Garay (1761-1823), maestro de capilla de la catedral de Jerez y que fue niño cantor del convento de la Merced, ubicado donde ahora se asienta la iglesia de Santo Tomás. En esta edición fue el turno de la «Sinfonía número 8 en Do Mayor, 1817».

De la XXXIV Semana, la de este año, Martínez aseguró que fue «muy bonita» porque «hubo mucha gente, hubo estrenos, una obra escrita para esta Semana de Música por Javier Jacinto así como el estreno completo del "Libro de Cantares", de Julián Orbón». Respecto a esa última representación, el director del Conservatorio destacó la actuación de la mezzo soprano Anna Tonna, acompañada al piano por una alumna de la «Julián Orbón», Itziar Aguirre.

«Fue muy importante esa obra ya que Julián Orbón compuso mucho para orquesta sinfónica pero no para orquesta de Cámara. Para mí ése es el éxito de la Semana de Música Religiosa», confesó Martínez.

La edición de este año comenzó con un concierto de la orquesta «Julián Orbón», dirigida por el director del certamen. Al día siguiente fue el turno de la soprano Ángeles Tey, acompañada al piano por Bernardo García y con la colaboración de Izumi Kando al continuo. El pasado miércoles se vivió en la iglesia de Santo Tomás el estreno de dos obras: «Stabat mater), de Javier Jacinto, y del «Libro de Cantares», de Julián Orbón. También pasaron por el templo Heinrich Walther y los coros de la Universidad del País Vasco, «Hodeiertz» de Tolosa y «Vocalia Taldea».