Myriam MANCISIDOR

Tres sociólogos, dos asistentes sociales y un nutrido equipo técnico liderado por el actual concejal de Urbanismo de Avilés, José Alfredo Iñarrea, dieron forma a lo que hoy se conoce como el cinturón medioambiental de Valliniello. Este proyecto se gestó en la década de los ochenta del pasado siglo para rebajar los índices de contaminación en un barrio donde se asentaron las grandes fábricas que colocaron Avilés a la cabeza de la industrialización. Al calor de Ensidesa, especialmente, Valliniello quintuplicó su población. Pero el entorno ambiental para locales y foráneos era más bien insano por la proximidad con la factoría: las fugas de amoniaco, ruidos, polvos y escapes de gas obligaban a tomar medidas urgentes. San Pedro Navarro era la localidad más afectada por la contaminación, el «foco negro».

Una vez que Avilés fue declarada Zona de Atmósfera Contaminada, Medio Ambiente decidió crear el cinturón medioambiental de Valliniello a modo de barrera contra los malos humos. La medida trajo consigo la expropiación de alrededor de veinte hectáreas de terreno y el derribo de unas cien viviendas, la mayoría de personas con escasos recursos. Sociólogos y asistentes sociales realizaron entonces encuestas a cada vecino. Les daban a elegir recursos económicos o un nuevo hogar a cambio de abandonar las casas.

Ya sin vecinos en las proximidades de la fábrica -en Valliniello quedaron viviendas aún con uso en el Fondo del barrio, cerca de los viejos depósitos de amoniaco- se plantaron entonces 40.000 árboles. En julio de 1986 se inauguró esta obra, dos años después de que se aprobara el Plan de Protección Ambiental. Los niveles de contaminación se redujeron paulatinamente con el paso de los años. Y la historia industrial de la comarca dio un giro: al tiempo que este barrio avilesino recuperaba un ambiente contaminante admisible, llegó la reconversión industrial.

Con el paso de los años Ensidesa cerró algunas de sus instalaciones y otras, más recientemente, se derribaron para dejar hueco a otras industrias como es el caso de la Central Térmica. El cinturón medioambiental de Valliniello quedó entonces sin una función útil. «El proyecto pasó de la creación al abandono. Luego la Escuela Taller se hizo cargo de esta zona que ahora está en el limbo», asegura el portavoz del Colectivo Ecologista de Avilés, Fructoso Pontigo, que cree que el cinturón ambiental de Valliniello es ahora un «espacio desaprovechado».

«Creo que habría que darle valor, debería ser un parque más de Avilés pero, al contrario, mucha gente no conoce ni siquiera de su existencia», añade Pontigo, que subraya: «Más aún conociendo su historia, un parque que existe gracias al desalojo de muchas personas y que se gestó en una época en la que la solución fue plantar árboles antes que obligar a las fábricas a poner filtros». Y concluye: «En cuanto a la contaminación, no han mejorado demasiado los niveles; solo se ha reducido la actividad fabril en Avilés».

El cinturón medioambiental de Valliniello, no obstante, sigue aportando su granito de arena contra la contaminación como pulmón verde. E incluye hasta área recreativa.