Félix VALLINA

Al pasear por las calles de San Juan de Nieva uno tiene la sensación de caminar por el entorno de una bocamina. Los vecinos y los hosteleros con negocios en la zona llevan muchos años soportando los efectos negativos del polvillo de carbón procedente del puerto y basta con pasar el dedo por el techo de un coche, con mirarse los zapatos o con echar un ojo a las fachadas para saber que no se quejan por vicio. «Este problema lo hemos tenido siempre, pero desde que pusieron la mampara -una pantalla de 15 metros de alto colocada frente a la zona de descargas del puerto- hacen las pilas de carbón más altas y nos están ahogando», señaló María Antonia Rouget, que regenta un bar en San Juan.

Es que el carbón se le mete hasta la cocina, y en esta ocasión no se trata de una frase hecha. El suelo de su local hace tiempo que se tiño de negro plomizo y apoyarse en la barra es un riesgo para los clientes que llevan ropa clara. «Da igual que te esfuerces, todos los días paso la manguera por la entrada y limpio el bar entero, pero a los cinco minutos está todo igual, esto es una verguenza y está causando estragos», aseguró Rouget, que también alertó de los efectos contra la salud: «Estamos respirado ese polvillo a diario y eso seguro que nos está afectando», señaló.

Rosa García, otra hostelera de la zona, le tiene pánico al nordeste. «Los días de viento la situación es horrible, hay veces que tengo carbón hasta en los platos que tengo en la cocina», asegura. García está harta de denunciar «a todos los niveles», pero sus reclamaciones nunca han tenido respuesta: «Con el puerto no puede nadie», afirma.

Pero el carbón no es el único problema al que se enfrentan los vecinos de San Juan. Viven en el centro de un triángulo cuyos vértices los constituyen el puerto, Asturiana de Zinc y Chemastur, un cerco de contaminación que les ahoga desde hace años y que les lleva a pensar en dejar las casas en las que muchos han vivido más de medio siglo. «Yo me iría ahora mismo perdiendo dinero, no se pueden soportar estas condiciones de vida», señaló en su día Benigno Anes, uno de los afectados.

El problema con Chemastur se centra principalmente en los ruidos, en los olores y «en los vertidos sospechosos», señaló otro vecino. No en vano, la plataforma ciudadana contra la contaminación ambiental esperará a que se constituyan los nuevos gobiernos en el Principado y en los ayuntamientos de la comarca para convocar nuevas movilizaciones ante los incumplimientos de las medidas correctoras impuestas a Chemastur por el Gobierno regional saliente.