F. L. J.

El presidente de la Autoridad Portuaria de Avilés, Manuel Docampo, admite que las quejas de los vecinos de San Juan de Nieva y alrededores por la abundancia de carbonilla flotando en la atmósfera son «plenamente justificadas». A este respecto, el Puerto es consciente de que tiene un problema derivado de la carga y descarga de graneles polvorientos como el propio carbón, pero también la blenda o el clínker (cemento), y ha tomado medidas para tratar de mitigar la cantidad de partículas en suspensión.

Manuel Docampo asegura haber firmado en las últimas horas un contrato para que se amplíe la superficie de la pantalla metálica que cierra el perímetro de la dársena de San Juan de Nieva a la calle donde se ubica la estación de tren y varias edificaciones, algunas de ellas con negocios en su planta baja.

«Esperemos que con más superficie apantallada se reduzcan las molestias que sufren los vecinos; no obstante para esto no hay recetas mágicas: cuando el viento sopla fuerte el polvo se escapa de los muelles, eso es inevitable», comentó el presidente.

La solución definitiva al problema del polvo y la carbonilla que generan los trasiegos de minerales en los muelles de la margen izquierda de la ría llegará cuando la manipulación y almacenaje de ese tipo de mercancías -sobremanera el carbón- se realicen en las nuevas instalaciones portuarias de la margen derecha.