El plan para sanear la hasta hace dos décadas maltrecha ría de Avilés incluye un sistema de saneamiento con dos grandes colectores generales por ambas márgenes: el de la derecha, que recibirá las aguas industriales de las empresas ahí ubicadas, y el de la izquierda, que recoge las aguas residuales urbanas y que, cruzando la ría, se une con el otro colector en la depuradora de Maqua. Allí, las aguas serán limpiadas antes de ser enviadas al mar mediante el emisario de Xagó, cuya obra ahora culmina. Las empresas que viertan al desagüe industrial no lo podrán hacer «de cualquier manera». Ya lo advirtió hace más de un año el presidente de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC), Jorge Marquínez: «Que nadie piense que el colector es un tubo al que se podrá echar cualquier cosa».

El complejo rompecabezas está compuesto de varias piezas millonarias: los colectores, la depuradora de Maqua (23,4 millones de euros) y los colectores de los ríos Magdalena (3,27 millones), San Martín (2,81), Tuluergo (5,61) y Raíces (9). Ahora se une el emisario de Xagó, en sus tramos terrestre y submarino, que ha supuesto una inversión de 18 millones de euros. En los últimos días se ha conseguido fondear los tramos de tubería frente a la costa gozoniega y, en los sucesivos, se procederá a la protección y al sellado de las conexiones entre los distintos tramos. Así, alrededor de cada una de ellas se han colocado bloques que actuarán a modo de encofrado y que se rellenan de hormigón que está siendo transportado desde tierra firme en helicóptero. Una vez concluya esa actuación, se realizarán diversas pruebas técnicas, necesarias antes de la puesta en marcha definitiva del emisario submarino de Xagó. La idea es que ya entre en funcionamiento a lo largo de septiembre. Entonces sí se culminará todo el plan de saneamiento, iniciado hace dos décadas.

A la vez que se acometían las obras de canalización, la ría era sometida a un exhaustivo fregado. En 2003 comenzaron los trabajos para limpiar los lodos del fondo. Trece millones de euros y más de un año de trabajos fueron necesarios para retirar 135.000 metros cúbicos de limo que fueron depositados, entre las protestas de los ecologistas, en la cantera del Estrellín.

Una operación similar se está llevando a cabo ahora en la parte alta de la ría, entre el Hospitalillo y Trasona, de donde se han retirado 65.000 metros cúbicos de lodos. La obra, con un coste de 4 millones de euros, supuso también la construcción de un depósito para estos residuos en la cantera del Estrellín, en terrenos de Arcelor, que está a punto de sellarse. Además de la retirada del limo, se están realizando intervenciones en el cauce de la ría y del río Alvarés. La regeneración de la ría y la senda peatonal se completarán en los próximos meses con la construcción de pasarelas sobre el estuario. Una de las más llamativas, la que se hará en La Marzaniella, puesto que permitirá a los vecinos tanto acceder al paseo como ir al apeadero de Feve que hay en ese barrio corverano. La intervención en el cauce alto del estuario supone también la eliminación de especies invasoras y la regeneración con plantas autóctonas.

Uno de los objetivos del saneamiento era recuperar la ría para los avilesinos y convertir ese entorno en un lugar de ocio y esparcimiento. El primer pilar fue el paseo que unió el puerto deportivo y el pesquero. En él se instaló, además, en 2005, la escultura «Avilés», realizada por el artista Benjamín Menéndez y, en mayo de 2006, se inauguró la pasarela que comunica este paso con el puente Azud. Un año después la ría siguió ganando colorido con el renovado puente de San Sebastián, que el artista Ramón Rodríguez transformó en arco iris.

En diciembre del pasado año se culminó otro hito: la apertura de la pasarela que comunica la ciudad, desde la plaza de Santiago López, con el paseo, más conocida como «grapa», firmada por Aitor López Galilea y Raúl Escrivá Peyró. Su cometido es acercar un poco más a los ciudadanos al Centro Cultural Oscar Niemeyer, el gran complejo que se ha convertido «en el mascarón de proa» del nuevo proyecto de ciudad y que hace las veces de vigía de una ría llamada a traer buenas nuevas para la villa. Todo ese plan quedará rematado cuando, por fin, las vías del tren ya no sean el corsé de la ciudad. Pero, para eso, aún quedan muchos años de espera.

La construcción del colector de la margen izquierda de la ría, que es el que recoge las aguas urbanas para su posterior depuración en Maqua, fue un auténtico calvario para el tráfico avilesino. Los sucesivos cortes de calles para enterrar las tuberías se prolongaron durante años y los trabajos fueron constantes en distintos puntos de la ciudad. En la foto de la izquierda se puede ver la calle La Cámara colapsada, en un tramo que ahora es peatonal. Llano Ponte, Versalles, Las Meanas y El Muelle fueron otros de los espacios donde las obras fueron más molestas para los vecinos y los conductores. Fue preciso reordenar el tráfico varias veces hasta la conclusión final de la obra.