Daniel BLANCO

Virginia Martínez eleva despacio los brazos y todos los músicos se preparan para tocar. De repente y sin previo aviso, los acordes de «El pájaro de fuego», de Stravinski, invaden el Auditorio de la Casa de Cultura de Avilés con un ritmo vertiginoso, el mismo con el que ella mueve su batuta y sus brazos; de forma ágil y súbita, como si de un momento a otro pudiese echar a volar. Es la directora de la Orquesta de Jóvenes de Murcia que estos días está en Avilés recibiendo clases maestras de instrumentistas de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), y junto a algunos estudiantes del conservatorio avilesino ofrecerá un concierto el próximo lunes.

Martínez tiene 32 años y fue candidata a dirigir la OSPA. Durante los cinco años que lleva al frente de la orquesta murciana ha promovido encuentros instrumentales con jóvenes músicos, como el que se celebra estos días en Avilés. Alrededor de una quincena de jóvenes instrumentistas de la villa comparten las clases magistrales que algunos miembros de la OSPA ofrecen estos días y que sirven. tal como afirman algunos alumnos, «para perfeccionar algunos pasajes difíciles y para mejorar la coordinación entre toda la orquesta». El resultado podrá disfrutarse en un concierto que tendrá lugar en el Auditorio de la Casa de la Cultura de Avilés el próximo lunes, en el que se interpretarán obras de Brahms, Jachaturián y Stravinski. Una de las principales atracciones de la cita será la presencia del violinista Antonio García Egea, que fue miembro de la orquesta murciana y que actuará como solista invitado.

El ensayo es intenso, la directora detiene la obra de vez en cuando para pulir detalles y transmitir como quiere que suene exactamente esa pieza que tiene grabada nota a nota en su cabeza. «Trabajar con jóvenes es lo mejor, tienen mucha energía y mantienen la ilusión a lo largo de las jornadas de ensayo, que pueden durar más de 7 horas», afirma Virginia Martínez. Por su parte los músicos - de entre 16 y 25 años- se muestran encantados de estar estos días en Avilés, una ciudad «con un encanto especial y con unas buenas instalaciones musicales», tal como reconoce Marina Álvarez, que tiene 22 años y toca el violín. «Se nota que la actividad cultural es intensa, aunque todavía estamos esperando que nos lleven a hacer una ruta en condiciones para conocer la villa», reclama entre risas la jóven murciana. El buen ambiente y el compadreo reina entre estos músicos, aunque admiten que la suya es una actividad «estresante y dura», que requiere dedicación en forma de horas de trabajo diario, «Estudiar música es como una escalera, hay que subir paso a paso. Si un día no haces nada, al siguiente tendrás que trabajar el doble», explica Maite Berrueza, que tiene 21 años y toca la viola.

La gira asturiana de la Orquesta de Jóvenes se completa con un concierto en Oviedo el día 13 y otro el jueves 15 en Murcia, en el que también participarán los músicos avilesinos. De este modo se pondrá fin a esta conexión veraniega entre virtuosos.