Médico y novelista, autor de «El legado de un titán»

Saúl FERNÁNDEZ

Alberto Soler Montagud (Valencia, 1953) acaba de terminar su refresco: estación y fonda en una mañana avilesina. El aire gélido, sin embargo, no recomienda paradas largas en las terrazas. Fue pediatra, pero terminó dedicándose profesionalmente a la psiquiatría. Ha llegado a Avilés como novelista debutante. La Sociedad de Amigos del País de Avilés y Comarca organizó ayer la presentación de su primer libro de ficción: «El legado de un titán», una historia de amor, de desamor y un relato de aventuras en el tiempo.

-¿Cómo se siente cuando le llaman novelista?

-Raro.

-¿Ah, sí?

-Es una sensación extraña y, a la vez, gratificante. El otro día me estaban entrevistando en una radio israelí que emite desde España y me di cuenta de lo que pasaba: era como estar al otro lado. Hasta ahora, lector; desde ahora, escritor.

-¿Y qué le convenció para meterse a contar historias?

-Empezó como un ensayo psiquiátrico. De repente, me di cuenta de que la tesis cambiaba. Así que tuve que modificar la escritura. Así comencé un relato largo que terminó convirtiéndose en el primer capítulo de esta novela. Y de ahí a lo que tenemos ahora: 400 y pico páginas...

-¿Qué tiene que ver Mahler con su novela?

-Da la casualidad de que este es el año del centenario del compositor Gustav Mahler.

-Sus personajes protagonistas son Gustavo y Alma.

-Soy mahleriano total. Digo siempre que soy melómano de afición y mahleriano de enfermedad. «El legado de un titán» es una novela que sigue los elementos del «thriller». Es una historia muy dinámica, pero eso no quita para que tratemos asuntos de variada gravedad: el holocausto nazi... En la novela hay una búsqueda de documentos vaticanos. Y aquí es donde cobra importancia esto de Mahler. Para hallar estos documentos hay que desentrañar unas pistas que se resuelven conociendo la vida del compositor y de su esposa, Alma Mahler.

-La novela es un cóctel narrativo con muchos ingredientes.

-Sí, es cierto. Hay un millonario nazi, el pasado en el campo de concentración de Mauthausen, la búsqueda de los documentos, la historia de amor perdido de los personajes...

-¿Y cómo casan esas piezas?

-No le diré la fórmula. Sólo le diré que he procurado escribir de una manera muy amena y que por eso le recomiendo el libro a cualquier lector curioso. Es un batiburrillo, es verdad, pero al final todo cobra sentido.

-¿Cuánto tiempo dedicó a la escritura de «El legado de un titán»?

-Pues algo así como un año: entre el proceso de documentación y la redacción.

-¿Dedicarse a la literatura le quita tiempo a su profesión de psquiatra?

-No, es al revés. La psiquiatría quita tiempo a la literatura.

-¿Está satisfecho?

-Tanto que estoy volviendo a escribir, pero soy muy perezoso.

-¿Qué tal le ha ido?

-Esta novela tiene una página web propia -www.legadodeuntitan.com- donde los lectores dejan comentarios que me sorprenden y explican cosas que no conocía..