Salinas, I. MONTES

Una ramo de flores rojas, amarillas y malvas fue depositado ayer por José Antonio Martín Pallín en la fosa común del Pinar de Salinas, la primera de Asturias en la que se colocó un monolito en recuerdo de las 400 personas que se supone están enterradas allí. El fiscal y magistrado emérito del Tribunal Supremo había mantenido antes una reunión de trabajo con la alcaldesa de Castrillón, Ángela Vallina, y con la diputada en la Junta General del Principado por IU Noemí Martín sobre la aplicación de la ley de Memoria Histórica en Asturias y en el concejo.

«No creo que si gana el PP las elecciones frene la apertura de fosas ni el desarrollo de la ley. Se seguirá haciendo al mismo ritmo, aunque quizás con más silencio de los medios de comunicación», afirmó Martín Pallín tras colocar las flores al pie del monolito. Martín Pallín ha sido presidente de la Asociación pro Derechos Humanos de España, presidente de la Unión Progresista de Fiscales y portavoz de Jueces para la Democracia. Es colaborador de Amnistía Internacional y de la Comisión Internacional de Juristas, además de miembro del Comité de Bioética de España. Ha publicado numerosos trabajos relacionados con la guerra civil y con la memoria histórica. «No hay un centímetro de tierra que no merezca ser removido, sobre todo si lo piden los familiares de las víctimas», dijo.

José Antonio Martín Pallín manifestó que aún queda mucho por hacer y que las nuevas generaciones, los nietos de las víctimas que están en fosas comunes, son los que en muchos casos piden las investigaciones pues otros familiares ya han fallecido. «Reivindicar la memoria histórica es un compromiso con la España democrática, no es una herencia del franquismo», dijo.

Profesor universitario y premio nacional de Derechos Humanos en 2006, Martín Pallín va más allá de la exhumación de fosas comunes. «Lo más urgente que hay que hacer ahora es la anulación de las sentencias de la represión franquista. Es necesario un reconocimiento de la lucha contra el fascismo. Es una medida para que la España democrática encuentre sus raíces por encima de convulsiones políticas», concluyó.

«En este lugar reposan los cadáveres de diferentes militares republicanos, muertos por defender la legalidad y el orden constitucional», reza el panel ubicado en el Pinar de Salinas.