Myriam MANCISIDOR

Urogallo, en serbio, se dice «tetreb». Y, como en Asturias, este gallo salvaje es apreciado por los vecinos: aquí está en peligro de extinción y allí se relaciona con el enamoramiento. Ahora los habitantes de Belgrado podrán honrar a esta ave gracias al trabajo de Alba Escayo (Avilés, 1981), que ha elaborado un mosaico en el que da vida a un urogallo. La obra, expuesta al público de manera permanente, se puede observar en las murallas del parque zoológico de Belgrado. La colección se encuentra dentro de la antigua fortaleza de Kalemegdan.

Este parque público, en el corazón de la capital serbia, guarda episodios del pasado y escribe el presente en código de arte. El artista y profesor de mosaico de la Universidad Bellas Artes de Belgrado, Zoran Grahova, coordina este proyecto para interpretar la realidad y ampliar el repertorio del parque zoológico, hasta donde el visitante sea capaz de imaginar, con las obras de sus alumnos. En este marco, Alba Escayo ha dado vida a un urogallo que lleva en sus alas «guijas del Danubio y colores del Principado de Asturias».

La joven artista avilesina Alba Escayo, después de su periodo en los Balcanes, prepara ahora su próxima exposición en Singapur. Escayo tiene, pese a su corta edad, un dilatado curriculum. En los últimos años ha participado en numerosas exposiciones y proyectos internacionales en los que desarrolla, entre otros trabajos artísticos, fotografía experimental. A día de hoy la artista avilesina vive a caballo entre Belgrado y Madrid.