Psicóloga clínica

Ana Paz PAREDES

La Navidad es tiempo alegría, de reencuentro, de felicidad, de regresos. Sin embargo, también motiva sentimientos encontrados, sensaciones que regresan olvidadas e incluso, para algunos, es fuente de tristeza. Emilia Rubio, psicóloga especializada en clínica y con consulta privada en Avilés estos últimos diez años, considera que «Navidad no es en todos los casos sinónimo de alegría». En esta entrevista recomienda cómo afrontarla.

-La Navidad ¿disfrutarla o sobrellevarla?

-Hoy en día la Navidad tiene un espíritu contradictorio. Existe la posibilidad de escoger entre odiarla o adorarla, pues por un lado supone felicidad, encuentros familiares, descanso laboral, mientras que para otros significa tristeza, soledad e incluso estrés y ansiedad.

-La Navidad genera algún tipo de problema psicológico y, si es así ¿cómo se debe de afrontar?

-Es normal sentir algo de tristeza en estas fiestas, cuando se hace balance del año que termina, las metas y objetivos logrados o no. Hay que pensar además en el estrés que representan lo regalos, las celebraciones de trabajo, la organización de las comidas...

-¿Cómo afectan estas fechas en cuanto al consumismo y al gasto, esto produce inquietud o la gente está habituada y lo asume como algo normal de estos días?

-Las luces, la música y toda la estimulación navideña aumenta la sensación de estrés, los medios de comunicación y la publicidad hacen además un esfuerzo evidente por intensificar lo más llamativo de estas fiestas, y parece que nos obligan a un consumismo desproporcionado. Durante las fiestas se producen constantemente situaciones de algo riesgo para aquellas personas con problemas de alimentación y del control de los impulsos, y me refiero a que la Navidad invita a beber, comer, gastar y jugar en exceso.

-¿Ese consumismo puede generar ansiedad en el caso de que no podamos comprar cuanto se oferta en estas fechas para grandes y pequeños?

-La Navidad, en un ambiente de crisis económica, supone que en muchos casos no se pueden cumplir todas las expectativas y compromisos que igual si pudimos hacer el año anterior. Para evitar ese estrés hay que evitar el sentimiento de culpa que genera no poder comprar lo esperado. En unos días de consumismo desmedido, si la crisis, por decirlo de alguna forma, puede ser buena para algo, es para ayudarnos a modificar nuestros hábitos de compra en estas fechas. Es un buen momento para aprender a administrar los recursos de toda la familia, a los niños hay que darles las dosis justas de regalos porque, cuantos más juguetes se les compre, menos jugaran con ellos.

-¿Puede ser esta la peor Navidad de los españoles debido a la crisis económica que sufrimos?

-Es una pregunta para la que creo que no hay respuesta. Si pensamos que éste ha sido un mal año, la lógica nos lleva a pensar que será una Navidad mala; no sé si la peor, la crisis agudiza y visibiliza nuestras carencias anteriores. Yo me niego a esta exigencia, a tener que ser felices por obligación en Navidad, si no se ha podido, en muchos casos, cubrir las necesidades mínimas. Luego, desde el punto de vista positivo, quiero creer que esta será la última de nuestras peores navidades.

-Además de los buenos momentos, se dice que la Navidad incrementa los momentos de tristeza ante la falta de los que ya no están. ¿Puede llegar a generar una depresión que continúe tras pasadas estas fechas?

-La ausencia de los seres queridos es una de las situaciones más comunes que generan tristeza o nostalgia en Navidad. Sin embargo, creo que la Navidad puede vivirse con alegría y felicidad. Siempre que se pueda hay que cambiar el ambiente que evoca recuerdos desagradables, es recomendable rodearse de personas comprensivas y trasladar esos recuerdos a su lado positivo. Por otra parte no creo que exista una depresión navideña propiamente dicha sino una sintomatología referente a la melancolía, la apatía y, muy especialmente, a la nostalgia.

-¿Se siguen manteniendo los valores religiosos de la Navidad?

-Cada vez más las Navidades recuperan su origen de fiesta pagana, vinculada al solsticio de invierno, algo que proviene de las celebraciones que se realizaban en Babilonia y la antigua Roma, y estos aspectos parecen estar transformándola hacia fiestas más proclives al consumismo y los excesos.

-¿Tanta luz y tantos colores, que sensaciones transmiten en estas fechas?

-No soy muy experta en esta cuestión pero sé que predominan los colores rojo, verde y dorado, colores cálidos que tienden hacia el acercamiento y dan sensación de calor y por eso pueden ayudar a sentirnos más protegidos, cómodos y relajados.

-¿La Navidad es un buen momento para retomar viejas amistades o relaciones antaño rotas?

-Cualquier momento es bueno para hacer borrón y cuenta nuevas siempre que se esté preparado para ello, pero hay que tener cuidado con estas fechas porque hay un incremento de contactos sociales (reuniones familiares, comidas de trabajo), que a veces evidencian conflictos no resueltos y por ello nos puede resultar más complicado llevarlo a cabo. Las reuniones familiares no suelen ser un buen momento para tratar asuntos pendientes, estos encuentros no siempre son todo lo agradables que deberían ser en función de lo esperado por ser Navidad, son situaciones que afectan a la estabilidad emocional.

-¿Y la cuesta de enero, tan pendiente en 2012, cómo nos preparamos para subirla?

-Lo mejor para sobrevivir a la Navidad es aprender a ser relativo, darle la importancia que tú quieras, no obligarse a ser feliz por ser Navidad y afrontar estos días con tranquilidad y relajación, evitando situaciones altamente estresantes. La Navidad puede seguir siendo vivida con alegría y con felicidad si la tomamos como otro momento más en nuestras vidas, como otra época del año. Eso sí, nunca debemos verla ni afrontarla como una obligación, como un compromiso. Hay quecelebrarla o no, pero siempre como realmente quiera cada uno.