«Tan sólo nos queda llorar». Así de tajante se muestra José Carlos Álvarez, «Panera», presidente del club deportivo básico Puerto Norte. El pasado viernes, el temporal se saldó en el puerto arenesco con tres embarcaciones de recreo hundidas en las aguas de la ría del Nalón. El siniestro se suma a una larga lista de sucesos que desprende un balance de dieciocho lanchas naufragadas durante el último lustro. Los socios del club naútico exigen que se tomen medidas cuanto antes e instan a la cordura a la hora de determinar cuáles son las prioridades en lo que a infraestructuras portuarias respecta.

El temporal de la semana pasada ha avivado este debate. «Cada vez que anuncian vientos de cien kilómetros por hora nos echamos a temblar», subraya «Panera». El viernes, la flota arenesca despertó alarmada por las rachas de viento. Los socios de Puerto Norte se temían lo peor. Sus miedos fueron pronto corroborados por el naufragio de tres embarcaciones, dos en el pantalán de la calle Bajamar y otra en los atraques anexos a la rambla. «En esas circunstancias es imposible hacer nada. Bajar para tratar de evitar que las lanchas se vayan a pique es jugarse la vida», subraya el presidente del club.

En 2009, el puerto arenesco vivió un episodio similar. Durante la madrugada el 24 de enero naufragaron cinco lanchas. Puerto Norte, que en aquel entonces ya sumaba una decena de embarcaciones idas a pique, instó a las autoridades para que actuasen y protegiesen la dársena de los vientos del Sur. Ninguna actuación fue llevada a cabo. «Somos conscientes de los tiempos que corren pero esto no puede seguir así», enfatiza «Panera», quien invita al resto de clubes naúticos del Principado a que le quiten la razón en caso de no estar en lo correcto. «Considero que es prioritario proteger el puerto con una escollera para evitar más sucesos como éste», recalca.

«Panera» sostiene que, durante una reunión mantenida entre el alcalde Menéndez Corrales y Francisco Álvarez-Cascos, se destacó la importancia de mejorar las instalaciones portuarias. «Todo son buenas palabras, nada más. Queremos hechos», matiza. La paciencia de Puerto Norte se va a pique. «No se qué vamos a hacer ya. No queremos reinvindicar esto por las tremendas», advierte y emplaza al gobierno autonómico a que «tome buena nota de lo sucedido».