Saúl FERNÁNDEZ

En Marc Rich se juntan polémica y éxito inusitado en los negocios, al menos hasta que el industrial se metió en el mercado del cinc, a comienzos de los años noventa. El empresario que obtuvo prósperos dividendos de su asociación con el régimen franquista, con la república islámica de Jomeini, con la revolución cubana o con el apartheid sudafricano ha dedicado toda su vida a la especulación de materias primas. Primero para Philipp Brothers y, después, para sí mismo. A mediados de la década de los setenta fundó la compañía Marc Rich + Co (antecedente de la corporación industrial suiza Glencore, propietaria de más de un tercio de las acciones del grupo Xstrata, dueño, a su vez de la compañía Asturiana de Zinc) y bajo este manto levantó el polvo de los mercados anquilosados de materias tan cruciales como el petróleo. Pero no sólo eso: también comerció con mercurio, con estaño o, incluso, también con cereales. «Rich confirmó que la debacle del cinc efectivamente fue la peor transacción de toda su carrera como empresario», escribe el periodista suizo Daniel Ammann en «El rey del petróleo» (MR Ediciones, 2011), la biografía del empresario cuya versión en español acaba de ser publicada en España.

Marc Rich nació en Amberes, en Bélgica. En el año 1934. Entonces se llamaba Marcell David Reich. La familia del futuro empresario es de origen judío, de la región polaca de Galitzia. El triunfo de los nazis en Alemania obligó a los Reich a dejar Centroeuropa. Así fue que Rich vino al mundo en Bélgica. En el año 1941 la bota nazi comenzó a pisar con más fuerza. El padre de Rich decidió la huida del continente. A bordo del «Serpa Pinto» la familia tomó el rumbo de los Estados Unidos: primero Nueva York y después Kansas City. En estos primeros años de exilio, según se puede leer en la biografía de Ammann, se forja el carácter del futuro empresario. Con veinte años entra en la nómina de Philipp Brothers, una compañía fundada en 1901 dedicada a la especulación de minerales. Ahí, en aquella empresa, Marc Rich lo aprendió todo.

La corporación Glencore posee el 34 por ciento de las acciones del grupo minero anglosuizo Xstrata. Una de las joyas de la corona de este conglomerado de empresas es Asturiana de Zinc, cuya factoría de San Juan de Nieva (Castrillón) es la que más produce del mundo (cerró el año 2011 con más de 511.000 toneladas de cinc metal listo para la venta). Glencore, pues, interviene en el devenir de una de las compañías más rentables de la comarca de Avilés. Sin embargo, no siempre sucedió así.

Según se puede leer en la biografía de Marc Rich, David Rosenberg -que fuera director de la división de metales de Marc Rich + Co- decidió dar el campanazo, es decir, pensó que había llegado el momento de monopolizar el mercado de una materia prima. Y se inclinó por el cinc. Se puso de acuerdo con la empresa alemana Metallgesellschaft AG y con Asturiana de Zinc. Era julio de 1992.

Rosenberg y sus nuevos socios, siempre según la versión de Daniel Ammann, tomaron «una posición larga en la Bolsa de Metales de Londres, la más grande del mundo». O sea, la compañía alemana, la española y la suiza conformaron un oligopolio secreto para controlar el metal en el mundo. El éxito de la operación fue claro en las primeras semanas: «Rosenberg y sus socios empezaron a adquirir simultáneamente enormes cantidades de cinc en un intento de forzar la subida del precio del mercado con la esperanza de obtener un valor mayor por el cinc que estaban comprando. Se trataba de una operación gigantesca a la vez que arriesgadísima». El oligopolio recién conformado adquirió un millón de toneladas del metal: un 20 por ciento de la producción anual, casi dos tercios de todo lo que se vendía en la Bolsa de Metales de Londres. «En total, se gastaron bastante más de 1.000 millones de dólares en un intento de reducir la oferta mundial de cinc». O sea, Asturiana de Zinc contribuyó a crear una burbuja de cinc con el peligro de que estallase encima de sí mismo. Y eso fue, precisamente, lo que terminó sucediendo.

¿Cómo estaba Asturiana de Zinc en aquellos primeros años 90? La presidía Francisco Javier Sitges y la empresa formaba parte de la Corporación Industrial de Banesto. El Banco de España intervino la entidad matriz el día de los Inocentes de 1993. Y como consecuencia de esto el Banco Santander entró en la partida. Rosenberg, el empleado de Rich, estableció contacto con la cúpula de Sitges. Las inversiones erróneas de aquellos años dejaron a la compañía de San Juan de Nieva temblando, hasta el punto de que corrieron peligro los abonos de las nóminas de los trabajadores. En la empresa aquella época es conocida como la de las inversiones «a futuro sin futuro». Los peores años fueron 1992, 1993 y 1994, cuando comenzaron a sobrevolar por San Juan de Nieva nuevos grupos inversores. El Santander adquirió el Banesto y comenzó a liquidar todos los negocios industriales (uno de los ejecutivos encargados de este menester fue Santiago Zaldumbide, actual presidente de la compañía): fueron los años de Rafael Benjumea Cabeza de Vaca y de Jesús Gómez Quílez.

Cabeza de Vaca había sustituido a Francisco Javier Sitges y con su trabajo, según fuentes consultadas, contribuyó a que la empresa remontase el vuelo. Glencore entró en el accionariado de la compañía, unos años antes de la fusión Asturiana de Zinc con Xstrata. La operación de Rosenberg le hizo perder a Marc Rich 172 millones de dólares. Rosenberg, dice el periodista Daniel Ammann, dejó la empresa de Rich. El cinc fue un error en la cuenta de resultados de Rich, pero a la vista de los beneficios obtenidos por la venta de la participación en su compañía (600 millones de dólares), la cartera del empresario biografiado no se resintió.

Aquellos años 90 fueron los peores de la historia de Asturiana de Zinc. Los presentes, sin embargo, son todo lo contrario: 2011 terminó con un récord histórico de producción y de venta. El conglomerado de empresas Xstrata septuplicó los beneficios del año anterior. Actualmente, Marc Rich vive retirado en el cantón de Zug. Esquía en St.-Moritz.