El Gobierno regional advirtió ayer de que el recorte de producción de Alcoa en Avilés es un aviso del «riesgo de deslocalización» de la gran industria asentada en la región. La patronal FADE y los sindicatos UGT y CC OO coincidieron ayer con el Ejecutivo en que el coste de la factura eléctrica será un factor fundamental para las decisiones futuras de las compañías, pero no el único. Principado y agentes sociales apostaron por sumar esfuerzos en busca de soluciones, aunque sin conformar un frente común ante el Gobierno central. Fuentes del Ministerio de Industria indicaron ayer que el mercado eléctrico está liberalizado y que, por tanto, no puede arbitrar medidas especiales para atender la demanda de las compañías. Sin embargo, aseguraron que «se atenderán las peticiones que se planteen».

La decisión de Alcoa de reducir a la mitad su producción en Avilés y La Coruña ha sido el detonante de la exigencia del Gobierno regional al Ejecutivo central para que se modifique la tarifa energética, una vez que la compañía fabricante de aluminio afirmó que una de las causas de su decisión es el elevado precio de la factura de la luz, que le resta competitividad en el mercado. Aunque también añadió que existen otras causas, como el incremento del precio de las materias primas y la caída del precio del aluminio.

La patronal del metal asturiano, Femetal, ha hecho cuentas. El recibo de la luz supone, en la estructura de costes de una empresa del sector -que tiene el 80% del parque de maquinaria de la región- un mínimo del 12%, que en el caso de las grandes compañías, puede llegar al 40%. «El coste de la energía influye en la factura final, aquí y en otras partes del mundo. Y lo que sabe la industria asturiana es que cada vez cuesta más vender nuestros productos fuera, y que el precio es un factor muy importante. Si aquí el coste energético es más elevado y repercute en el precio final, tenemos un problema», aseguró Álvaro Alonso, secretario general de Femetal. «La industria es la palanca de la recuperación y es imprescindible que se le dé una atención especial», reclamó.

El coste de la energía es un problema viejo para las grandes compañías asentadas en la región. Se calcula que entre Arcelor-Mittal, Asturiana de Zinc (Azsa), Alcoa y la cementera Tudela Veguín consumen algo más de la mitad del total de la energía eléctrica que se consume en Asturias.

El problema del coste de la energía eléctrica para estas grandes empresas se acentuó con la desaparición de la tarifa especial G-4, que Bruselas obligó a eliminar. Las compañías amenazaron con deslocalizar la producción y el anterior Gobierno regional llegó a temer en 2010 que efectivamente abandonaran suelo asturiano. Finalmente, y con la mediación del Principado, el anterior Ejecutivo central buscó soluciones y las eléctricas y las multinacionales lograron llegar a acuerdos. De hecho, grandes consumidores conformaron un «pool» para negociar con las eléctricas y obtener precios más ventajosos.

Según distintas fuentes consultadas, esos pactos finalizan este año y no lograr una nueva negociación y acuerdo en plena crisis puede ser «catastrófico para la región», tanto en términos de empleo como también por lo que estas empresas suponen en términos de recaudación fiscal para las arcas públicas.

El presidente del Principado, Francisco Álvarez-Cascos, ya ha solicitado una entrevista con el ministro de Industria, José Manuel Soria, para plantearle una reforma del sistema tarifario energético que evite que el precio de la luz lastre la competitividad de las empresas asturianas y españolas. Ayer, el consejero de Economía incidió en el «riesgo de deslocalización». Añadió que «la medida adoptada por Alcoa es un indicativo de la situación del sector industrial», e incidió en que «el Gobierno (regional) tiene la intención de defender la industria asturiana».

La patronal y los sindicatos coincidieron además en señalar que el problema no es sólo el de la tarifa energética, y que el análisis debe ser más global, ampliándolo a un concepto general que abarque el concepto de si Asturias es una región atractiva o no para la industria.

El secretario general de FADE, Alberto González, remarcó que el problema de la deslocalización «no es nuevo en esta región, y las advertencias de las grandes compañías al respecto, tampoco». Y añadió que Asturias, donde la industria básica y transformadora tiene un peso específico y fundamental en la economía de la región, no se ha preparado para esta situación. Por eso, reclamó abrir un período de reflexión en el que cada parte plantee cómo pueden minimizar los problemas de esas empresas y mejorar la competitividad del sector.