Señor Llamazares:

Lo que usted acate o no acate nos trae a los ciudadanos no comunistas al pairo, porque la justicia que usted admira es la de su camarada Ceaucescu . Aunque contento, contento de veras, con Ceaucescu, estaba Carrillo (el guiñol del grupo Prisa), que presumía del Mercedes blindado que le había regalado el muy insigne comunista. Qué gracia cuando decía en «La clave» de Balbín que no subía el Pajares. Como en Paracuellos, casi nos mata de la risa.

Dicen los comunistas y sus amigos los socialtraidores (Lenin diría de Rubalcaba) que la única víctima del «caso Gürtel» es el juez Garzón (número dos de Felipe González, otro socialtraidor).

Pues bien, en el caso del capitalista Jesús de Polanco (Grupo Prisa), la única víctima fue el juez Gómez de Liaño; pero Llamazares sí acató la sentencia, pues estaba muy enfadado porque no le habían creado un guiñol en Canal Plus, y una forma de calmar su masoquismo intelectual no era otra que mendigar su minuto de gloria ante el académico José Luis Cebrián (director de informativos con Arias Navarro, ministro de Franco), un fascista que diría Gramsci .

Se echa de menos entre las turbas socialcomunistas a Felipe González y a Barrionuevo, pues a la hora de insultar al Supremo seguro que se les ocurría algo, un chistecillo, una gracia de ésos de los cejitas que no necesitan estudiar nada para saber de todo. La música ya la pone Sabina, que en un país comunista, dados sus profundísimos estudios en el Conservatorio del metro, cobraría más o menos lo mismo que en este nuestro país neocapitalista.

Porque unos magistrados del Supremo no son de fiar, lo que nos proponen Toxo y Llamazares es la Lubyanka, una sala, electricidad, el fiscal Vichinsky, a Lavrenti Beria presidente del Supremo, y a la KGB grabando las conversaciones entre los ciudadanos y sus abogados. Y como condena ejemplar, el Gulag. Todos estos sanguinarios comunistas impartían clases de derecho constitucional a la Pasionaria en su estancia dorada en el paraíso de Stalin. Ésa parece ser la principal fuente del derecho de IU.

Ahora la víctima es el juez Garzón (el Juez Campeador que diría «El País»), toda la patulea que no se quiere enterar de que el comunismo, como el tabaco, mata. Y cuando el Tribunal Supremo protege a los ciudadanos libres, pues a la calle que ya es hora.