Después de que un colegio público avilesino decidiese hace unos años suspender la organización de los tradicionales actos navideños, entre ellos el montaje del nacimiento, para evitar que «personas de otras culturas se puedan sentir ofendidas» (sic) pensé que jamás llegaría a mis oídos una noticia escolar que me sorprendiera -e indignara- más. Me equivoqué: el claustro del colegio público de Los Campos acaba de hacer saber a los padres que queda prohibido que los niños acudan disfrazados al centro estos días de Carnaval. Así, por el artículo 33. Y ¡ay! del que ose contravenir la orden, porque le será aplicada la normativa con todo rigor y el mazcarito en cuestión se quedará sin recreo y hasta podrá ser privado de asistir a clases. El peregrino argumento de los claustrales para perpetrar semejante barrabasada es que ya se organizan bastantes saraos en el colegio al cabo del año... ¡Qué colegio más triste! ¡Qué poca imaginación para aprovechar una fiesta como excusa educativa!