El principio de incertidumbre establece que en el mundo cuántico no es posible conocer con exactitud lo que ocurre. Una de las paradojas más manidas es la del gato de Schrödinger, encerrado en una caja opaca con un veneno que se activa de forma estadística. No podemos decir si el gato está vivo o muerto, sólo la probabilidad de hallarlo en uno de esos dos estados. La cuántica establece que no es una mera incapacidad para adivinarlo: es real. El gato está vivo y muerto al mismo tiempo, hasta que se abre la caja. Asturias se enfrenta el 25-M a unas elecciones marcadas por la indeterminación: unas elecciones cuánticas. La paradoja es saber si Álvarez-Cascos y su Foro Asturias están vivos o muertos; pero ante tal grado de incertidumbre sólo puede afirmarse que se encuentra vivo y muerto al mismo tiempo. Es una función de onda, una entelequia atómica. Sólo habrá una forma de resolver el dilema: cuando se abran las urnas y entonces podamos comprobar la salud de la que goza el felino.