James D. Fernández (Brooklyn, Nueva York, 1961) participó en la contración de Baltasar Garzón en 2005. El Centro Rey Juan Carlos, que entonces dirigía el catedrático de Literatura y Cultura Españolas de la Universidad de Nueva York, pretendía que el exjuez impartiera una serie de conferencias sobre actualidad política. Fernández es nieto de dos asturianos: de Castrillón y Ribadesella. El Tribunal Supremo español abrió una causa contra el exjuez Garzón como presunto autor de dos delitos: prevaricación (dictar a sabiendas una resolución injusta) y cohecho (aceptar sobornos). El juez Manuel Marchena, recientemente, declaró prescritos (no perseguibles) estos delitos, aunque asegura que fueron cometidos. En esta entrevista -mediante un cuestionario- el profesor Fernández explica por primera vez en la prensa española su posición en esta polémica.

-¿Qué es el Centro Rey Juan Carlos?

-El Centro Rey Juan Carlos I de España de la New York University (CRJC) es un centro universitario que promueve el conocimiento de España y del mundo hispanohablante dentro de la New York University y para el público general. En los años noventa, varias empresas y fundaciones españolas contribuyeron un total de 8 millones de dólares para la remodelación de la sede del CRJC (un edificio histórico en el corazón del campus, inaugurado en 1997 por el Rey Juan Carlos I y la Reina Sofía). Pero desde su fundación, al igual que nuestras otras casas internacionales -Maison Française, Deutsches Haus, Casa Italiana, por ejemplo- el CRJC ha dependido íntegra y exclusivamente de la NYU, que es la universidad privada más grande de Estados Unidos.

-¿Quién decidió contratar al exjuez Baltasar Garzón?

-La contratación principal de Baltasar Garzón fue realizada a través de la Facultad de Derecho y su Center on Law and Security que le contrató como «Fellow» (Investigador visitante). Cuando en el CRJC nos enteramos de que una de las figuras públicas más conocidas y prestigiosas de España iba a estar en nuestro campus durante varios meses, decidimos ofrecer coauspiciar la visita, a través de una cátedra que administra el CRJC y que también lleva el nombre del Rey. Esta cátedra fue fundada en 1985, gracias a una donación de dos filántropos estadounidenses, Carroll y Milton Petrie.

-¿Qué objetivo perseguía el Centro con su contratación?

-Mantener la reputación del CRJC como el lugar principal en el campus -y un punto de encuentro clave de la ciudad- para todo lo relacionado a España. Coauspiciar la visita a la universidad de un español de extraordinario relieve en Estados Unidos y en el mundo. En 1999 el CRJC había coorganizado una conferencia del Juez Garzón, a la que concurrieron más de 400 personas.

-¿Cómo fue la negociación de su contrato?

-A finales de enero y principios de febrero de 2005, mi homóloga en el Center on Law and Security de la Facultad de Derecho de la NYU me explicó que su centro quería ser el auspiciador principal de la visita, y que pensaban cubrir los honorarios de Garzón. Recuerdo que me dijo que le iban a ofrecer el honorario estándar para sus «Fellows» -de los que ha habido unos 18-. Sugirió que, como copatrocinador de la visita, el CRJC se ofreciera a cubrir gastos personales.

-¿Qué le ofreció el Centro, qué reclamó el exjuez?

-No recuerdo que el juez reclamara nada. Tengo delante de mí el memorándum que preparé, con fecha de 15 de febrero de 2005, pactando los términos de la titularidad de la Cátedra. Conviene destacar que este memorándum figura entre los documentos que obran en la causa, y que fue preparado más de un mes antes de que existiera la idea de montar los seminarios de «Diálogos Transatlánticos» que luego patrocinaría el Banco Santander (BS). Pactamos que, para minimizar las inconveniencias de una estancia prolongada en Nueva York, el CRJC cubriría, con fondos de la Cátedra, una cantidad definida de gastos personales ($26,000). Señala el documento: «Estos gastos podrían incluir, por ejemplo, viajes y alojamiento para Ud. y su familia, gastos de guardería o escolarización en Nueva York, etc.»

-¿Eran precisos patrocinadores?

-En absoluto. Garzón fue el titular número 17 de la Cátedra Rey Juan Carlos; le han sucedido cinco titulares más. Los 22 han sido financiados de la misma fuente: el fondo permanente (en inglés: «endowment») establecido en 1985 por el matrimonio Petrie. Después de la llegada e instalación de Garzón en Nueva York, y con los términos de su titularidad de la Cátedra ya pactados y en marcha, se nos ocurrió la idea de montar una serie de coloquios públicos con figuras de gran relieve internacional. El modelo que teníamos en mente fue el de «Voces Latinoamericanas», una serie de coloquios universitarios de gran éxito organizados y moderados por el catedrático mexicano Jorge Castañeda. Los propósitos: aprovechar la presencia y la popularidad del juez Garzón para elevar en Nueva York el perfil de España y el del CRJC; discutir -en español y en Nueva York- una serie de cuestiones candentes en el mundo (terrorismo, justicia transicional, educación, etc.) con distinguidos interlocutores tanto del mundo hispanohablante como del mundo anglófono. La idea de buscar el patrocinio del BS fue mía. Contaba yo con la amistad y el apoyo de Gonzalo de las Heras (Director del BS en Nueva York), desde que nos conocimos en la inauguración del CRJC el 9 de abril de 1997. Por las muchas conversaciones que había mantenido con él durante varios años, sabía que este tipo de proyecto cumplía con lo que buscaba como posible patrocinador: patrocinio único, temario de particular interés en España e Hispanoamérica, participantes de renombre internacional, y actos de gran relieve tanto en la universidad como en la ciudad. Recuerdo que el día 22 de marzo de 2005, en una cena celebrada después de una conferencia del embajador Carlos Westendorp en el CRJC, le hablé por primera vez a D. Gonzalo de mi idea para los coloquios, y le presenté a Baltasar Garzón, recién llegado a Nueva York.

-¿Cuántos alumnos asistieron a las conferencias del exjuez?

-Más que conferencias, eran coloquios, conversaciones abiertas, moderadas y dirigidas por Garzón, y como eran actos abiertos al público, los asistentes no eran todos alumnos. De los 17 actos que organizamos, diría que la asistencia media era de 100 personas. Al acto de clausura del primer ciclo en diciembre de 2005 acudieron más de 400 personas, cuando entre los participantes figuraban Alvaro Uribe, Ernesto Zedillo, Henry Kissinger, y Felipe González. Por cierto: a la cena posterior, organizada por la universidad y presidida por el Rector Emérito de la misma, asistieron casi todos los participantes de la mesa redonda, más el Cónsul español, y un amplio grupo de amigos y colaboradores asiduos del CRJC. (El recibo de esta cena de clausura, que forma parte de un vasto dossier que el CRJC entregó al Tribunal Supremo documentando hasta el último céntimo los gastos de los patrocinios, ha sido filtrado a ciertos medios, lo que ha dado lugar a tergiversaciones torpes y malévolas).

-¿Tiene constancia la Universidad de Nueva York de que Garzón hubiera mediado para negociar los patrocinadores?

-De los actos organizados en el CRJC, que son los únicos que conozco de primera mano, hubo un solo patrocinador, el BS. No tengo ninguna constancia de mediaciones o negociaciones de parte del Juez.

-¿Cuándo conoció la imputación de Garzón?

-No recuerdo. Ha parecido el cuento de nunca acabar, con orígenes que se pierden difusamente en el pasado remoto. Sí recuerdo que al principio se trataba de la investigación de algo puntual -los patrocinios del BS del CRJC-y que luego se fue ampliando a otras actividades y a otras empresas que nada tenían que ver ni con nosotros ni con la causa original.

-¿Qué le parecieron estas imputaciones?

-Incomprensibles. La de prevaricación porque entendí que la decisión de Garzón de aceptar la recomendación del fiscal al archivar un caso contra los directivos del BS había sido avalada por la Audiencia Nacional. Me preguntaba: «¿Dónde puede estar la resolución injusta?» (El juez instructor confirmaría, pero sólo años después, que al no haber resolución injusta, no pudo haber prevaricación). La imputación de cohecho me pareció igualmente incomprensible porque a mí me constaba que yo había gestionado los patrocinios del BS y que Garzón no se había beneficiado en absoluto de su participación en los coloquios. Esto me parece fundamental recalcarlo: de no haberse organizado los coloquios patrocinados por el BS, las condiciones de la estancia de Garzón en el CRJC habrían sido exactamente las mismas que han sido, ya que estaban pactadas de antemano, y financiadas por la misma Cátedra que nos ha permitido invitar al campus a Francisco Ayala, John H. Elliott, Hugh Thomas, Jon Juaristi, Juan Goytisolo, Antonio Muñoz Molina y un largo y distinguidísimo etcétera.

-Marchena ha dictado la prescripción del cohecho aunque, asegura, sí lo cometió Garzón. Además dice que la Universidad de Nueva York ocultó información al Tribunal Supremo español. ¿Es de la misma opinión?

-El gesto de afirmar la culpabilidad de una persona en el mismo auto que asegura que esa persona jamás tendrá un juicio me parece imposible de comprender y radicalmente injusto. NYU no ocultó información al Tribunal Supremo. Conviene recordar que ni yo, ni la directora del Center on Law and Security declaramos en la causa; ser acusados de ocultar algo cuando no nos han llamado a declarar mediante los canales apropiados es muy fuerte.

-El fiscal del caso considera que Garzón no cometió delito. ¿Cómo explica esta situación?

-El hecho de que éste -¡más otros dos!- casos contra Garzón hayan procedido cuando el fiscal ha sostenido -y sigue sosteniendo- que no ha habido delito en ninguno de los tres, resulta incomprensible e inexplicable para muchos de nosotros.

-¿Garzón ha sido perseguido a costa de la Universidad de Nueva York?

-Ha habido quienes, durante la persecución de Garzón, han intentado perjudicar también la reputación de NYU. Afortunadamente, una reputación ganada a pulso durante años y décadas es muy sólida y duradera, y resiste vendavales políticos y mediáticos.

-¿Marchena respetó sus derechos como ciudadano norteamericano?

-No he visto afectados mis derechos como ciudadano norteamericano.

-¿Volvería a contratar a Garzón?

-Sin duda. Su conocimiento de varios asuntos clave de España y del mundo contemporáneo ,y su prestigio en Estados Unidos y en el mundo, son mayores que nunca.

-¿Por qué no sigue siendo director del Centro Rey Juan Carlos?

-Mi puesto en la NYU es de catedrático de Literatura y Cultura Españolas. Así vine contratado a NYU en 1995, dejando el mismo puesto que tenía en Yale University. Ejercí de director del CRJC durante esos 12 años como cargo administrativo adicional y temporal, durante cuatro períodos de tres años. En 2007, al final del cuarto mandato, aproveché un sabático que me tocaba para dejar el cargo administrativo y volver a dedicarme completamente a la investigación y enseñanaza. Fueron doce años maravillosos, al timón de una gran organización, que sigue promoviendo el conocimiento, la enseñanza y la investigación sobre España y el mundo hispanohablante en Nueva York y en los Estados Unidos.

«La causa abierta contra Garzón ha parecido el cuento de nunca acabar, con orígenes que se pierden en el pasado remoto»