M. PÉREZ

Resulta complicado calcular el número real de trueques que se efectúan en todo el país desde que la crisis aprieta. Uno de los responsables de una página web especializada en este tipo de intercambios (www.sepermuta.es) explica que el Instituto Nacional de Estadística no reconoce muchas de las operaciones que se llevan a cabo porque éstas terminan concretándose en dos escrituras de compraventa. Depende de las condiciones en que se realice la permuta.

Cuando las dos partes implicadas inician el trato, es necesario valorar cada una de las viviendas a permutar, porque tendrán que tributar por el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (IPT) un 7 por ciento, y también el de Plusvalía. Se puede cubrir con un pago en metálico el margen entre las dos tasaciones, pero la legislación vigente obliga a realizar escrituras de compraventa, así que aunque el espíritu del trueque está presente, la operación no queda reconocida como una permuta.

Caso aparte son las hipotecas. La mayoría de las viviendas que aparecen en los anuncios de intercambio están hipotecadas. Las opciones, en este caso, son tres: subrogarse a la hipoteca, cancelarla o también conseguir un nuevo crédito hipotecario con la misma entidad bancaria u otra diferente.