Bañugues,

Illán GARCÍA

El Festival del oricio de Bañugues es una de las citas fijas del año desde hace treinta años. El dibujante José Ramón Criado, «Rassé», fue uno de los promotores de este certamen en 1982 cuando por aquel entonces era presidente del desaparecido Bañugues club de fútbol. «De aquella había también una crisis galopante y decidimos hacer este festival para conseguir dinero para el club, eso sí, nosotros mismos fuimos a pañar los oricios a Ballota (Cudillero) y los trajimos en camión hasta Bañugues», señaló Rassé, que aún guarda los carteles de este festival «imprescindible». Pasaron los años y el club seguía organizando este certamen, sin emas causas, derivó en la desaparición del equipo. La asociación de vecinos «El Pico» cogió entonces el testigo de la organización de la cita. «El oricio es el auténtico sabor de la mar, es como bañarse por dentro, y además tiene yodo que es muy beneficioso y no tiene nada que envidiar al centollo, la andarica o al percebe», destaca Rassé, que señaló además que este festival «se va a celebrar siempre porque el oricio gusta mucho a la gente y además no es caro».

Las recomendaciones del promotor de este certamen gastronómico fueron seguidas ayer por decenas de personas que quisieron acercarse a la carpa instalada en las inmediaciones de la playa de Bañugues. Familias como la de Alberto Tenorio, María José Sánchez y sus hijos Álvaro y Victoria no quisieron perderse esta cita, que los amantes del «más puro sabor a mar», como afirma Rassé, marcan en rojo en el calendario. Mientras tanto, hacia la una de la tarde, decenas de conductores buscaban un aparcamiento en el entorno de la playa para degustar un año más los erizos de mar, las empanadas y tortillas y los pimientos rellenos de oricio.

Con el paso de los años, este certamen ha cambiado, pero sin embargo siempre ha mantenido su esencia popular. Una carpa y la colaboración desinteresada de los vecinos sumado a los precios populares hacen de este festival un referente en el concejo y en la región, destaca José Ramón Criado, que aún recuerda cómo hizo el primer cartel: «Compré unos oricios y le pedí un balón al Real Avilés y así confeccionamos el primer cartel del festival». Desde entonces, treinta años de lo más espinoso.