Saúl FERNÁNDEZ

Suena mucho español en Londres. Hace dos centurias la capital británica era imperial y paupérrima. Charles Dickens caminó la oscuridad de niebla y contaminación para hablar de los primeros trabajadores de la industria incipiente: renegados de las campiñas. Londres era el centro del universo, la capital del progreso. Los emigrantes se aventuraban hacia el porvenir. Han pasado los años, las circunstancias y los cronistas. Pero la búsqueda del futuro sigue siendo una ambición imperecedera. Carolina Sánchez (Avilés, 1974) desembarcó en Inglaterra hace cuatro meses con la intención, dice, «de mejorar el nivel de inglés». Un plan de vida con comienzo, pero con un final sorpresivo. «No hago planes con más de seis meses por delante», confiesa. «Tal cual están las cosas, mi vida puede cambiar de repente», explica.

Carolina Sánchez es licenciada en Sociología, en Periodismo y tiene un Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad Carlos III de Madrid. «Quiero seguir viviendo aquí, en Londres. Me siento muy integrada», asegura la avilesina. Encontró trabajo en unos cines de un centro comercial muy popular en la ciudad del Támesis. Un pequeño trabajo con un pequeño sueldo. «Un trabajo para sobrevivir: para pagar el alquiler de la habitación». Y, por supuesto, estudia inglés. Da los primeros pasos en la conquista del Reino Unido. «Londres ofrece más posibilidades laborales que España», apunta. «Es una ciudad muy viva, completa y acogedora: todo el mundo puede ser londinense», explica delante de una infusión, en un Starbucks cercano a la calle Oxford. Corazón británico.

Lleva sólo unos pocos meses en la ciudad del Big Ben. «Hubiera preferido quedarme en España. Las leyendas urbanas esas que salían en busca del trabajo que no hay en casa no son ninguna broma. Muchos se van más allá del Pajares y unos cuantos tienen que salir al extranjero y eso sólo supone una pérdida de talento, deberían darse cuenta de que hay que aprovechar todo ese potencial», apunta Sánchez.

O sea, una emigrante económica en la ciudad de Dickens, unos meses antes de los Juegos Olímpicos, saltando de obra en obra. «Colaboro con una ONG organizando algunos actos culturales», comenta. Carolina Sánchez comenzó a trabajar como actriz con el director José Rico. El verano pasado reinó en una representación de Ricardo III.