El Ayuntamiento de Avilés ha dicho adiós al papel y a partir de ahora todos los expedientes municipales serán electrónicos. Nadie puede negar que nos encontramos en una revolución tecnológico-cultural comparable a la que propició la imprenta. Pero esta sacudida también necesitará de su período de equilibrio. A veces me sorprendo comprobando que prácticamente he abandonado la costumbre de escribir a mano un texto largo; incluso me resulta más cómodo tomar notas en el portátil que a pluma en una libreta. Me he acostumbrado bastante bien a las publicaciones digitales y afronto la lectura en una tableta con la naturalidad de quien toma una revista. Sin embargo, pervive la necesidad del papel en ciertos momentos: el periódico ante un café o en un momento de espera, el autor imprescindible que siempre invita a las anotaciones marginales, las cartas de amor. Quizás algo así les ocurra ahora a los funcionarios: que necesiten alguna vez la constancia física del papel, más que nada para saber que no gestionan realidades virtuales.