Myriam MANCISIDOR

Decenas de personas visitaron ayer la Feria de saldos y stock en el pabellón de exposiciones de La Magdalena para satisfacción de los comerciantes y también de los responsables de la Cámara de Comercio, entidad organizadora del evento, que registró tantas entradas como el pasado año: alrededor de 20.000. «Si circuló más o menos dinero que entonces no lo sabemos, pero nuestra misión, que era traer público hasta la puerta, la hemos conseguido», manifestó un portavoz del ente cameral, que incidió en que a primera hora de la tarde el recinto ferial estaba a rebosar de posibles clientes con colas en la taquilla y el aparcamiento sin huecos libres.

También por la mañana, el goteo de público fue constante desde primera hora. El gran escaparate comercial incluía de todo un poco en 65 expositores, muchos de ellos dedicados a la ropa infantil y de bebé. Y los precios oscilaban según el sector y el producto con descuentos importantes en la mayoría de las etiquetas. «La gente viene a por el superchollo, los precios se miran muchísimo», sentenció Ana Martín, responsable de «Cocoa», un establecimiento dedicado a la venta de ropa y complementos que participó por primera vez en la Feria de saldos y stock para liberar el almacén lo máximo posible con restos de otoño e invierno y evitar así el costo añadido que supone tener material parado. Mucho público acudió a la cita comercial a por ropa y calzado, fundamentalmente, pensando en vestirse la próxima temporada a precios económicos. «Con la crisis hay que pensar en vestirse, no en presumir», subrayó Carmen Rodríguez mientras se hacía con un chaleco de cuero.

Las personas que acudieron a la feria también se encontraron con productos de ferretería, juguetes, ropa y complementos de surf, piezas de decoración y menaje, óptica e incluso joyas aunque los expositores más numerosos y también con mayor éxito de público fueron los dedicados a los más pequeños. «Nuria Fonseca de "Spagnolo " valoró la afluencia de público ayer al recinto ferial. Los chaparrones que protagonizaron la jornada, además, redujeron público en algunos momentos pero contribuyeron a su vez a que se vendiera mejor la ropa de invierno así como paraguas o botas.

Las dos ediciones anuales de la Feria de saldos que organiza la Cámara se han convertido en uno de los mejores aliados tanto para el consumidor que ahora, más que nunca, busca calidad a buen precio, como para el comerciante, que encuentra un empujón para dar salida al género sin vender, al final de cada temporada. Lo interesante de este cita comercial, lo que provoca la visita de más de 20.000 consumidores en cada edición, es que la calidad del producto es la misma que en el primer tramo de su recorrido comercial, según los organizadores. «Es el mismo producto que estuvo en los escaparates, que ha pasado por la fase de rebajas y que llega al pabellón a un precio sin competencia», concluyeron.