Myriam MANCISIDOR

Xune Elipe, Primi Abella, Eladio Díaz, Agustín Lara, Javi Rodríguez, Llorián García, Sergio Rodríguez, Jorge Cambareli y Rubén Álvarez se subieron ayer al escenario de la sala Quattro de Avilés arropados por decenas de seguidores que glayaron sin descanso al ritmo incendiario impuesto por los de «Dixebra» en su veinticinco aniversario. La banda asturiana demostró encontrarse en plena forma y se metió al público en el bolsillo con historias repetidas, temas que ya casi suenan a himno: «¿Asturies o trabayes?».

Y es que «Dixebra» abrió brecha tanto lingüística como musicalmente. Lo suyo es una escuela de rock, tal vez por eso en su último disco - «Dixebra XXV»- colaboran excomponentes, amigos e intérpretes de la escena musical asturiana que de alguna manera han seguido los pasos de unos jóvenes e inquietos músicos que un 6 de enero de 1987 hacían su primer ensayo en unas cocheras de Castañeda (Corvera). Entonces hacían rock en versión protesta: rock radical. Así sonaron anoche en la sala Quattro de Avilés por sus bodas de plata y, casualidad, solo un día después de una huelga general que bien podría llevar la banda sonora de esta agrupación que en 2003 avanzó las «Cróniques d'un pueblu».

Tranquilos pero seguros sobre el escenario, igual que han llevado su carrera musical durante los últimos veinticinco años, los componentes de «Dixebra» disfrutaron ayer tanto como su público. Los fieles de esta banda de rock que utiliza la lengua asturiana como seña de identidad preveían botar con «Meruco xusticieru» y cantar al culín de sidra un «Canciu d'amor». La banda cumplía veinticinco años sobre escenarios asturianos, españoles y europeos y eso había que celebrarlo por todo lo alto. De este tiempo quedan diez discos. Pero el brindis más potente fue porque la banda siga con la vista puesta en el futuro. Y en eso están: los de «Dixebra» advirtieron que veinticinco años más viejos que la primera vez todavía tienen «ganas y fuerza», tal vez porque allá donde van sube la marea. Así que «Salú ya Dixebra».