Francisco L. JIMÉNEZ

El PSOE avilesino saltó ayer como un muelle para desmontar la teoría del presidente del Puerto, Raimundo Abando, según la cual los socialistas, con el ex Presidente Vicente Álvarez Areces a la cabeza, habrían tejido una trama urbanística orientada a perpetuarse en el control del centro cultural Niemeyer. «Las insidias de Abando no tienen ni pies ni cabeza, son fruto de la paranoia en la que se ha instalado Foro y que tanto daño está haciendo a Avilés», manifestó el secretario general del PSOE avilesino, Álvaro Álvarez. En su calidad de líder del socialismo local, Álvarez defendió la gestión realizada por sus compañeros de partido para hacer realidad el proyecto del Niemeyer y subrayó que ni uno solo de los «infundios» de Abando tiene sentido, antes al contrario asegura que dado lo absurdo de los mismos se caen por su propio peso.

Uno de los asuntos que mereció más críticas de Abando fue que el Puerto, siendo presidente del mismo Manuel Docampo, regalase al Principado 28.600 metros cuadrados para construir en ese suelo el Niemeyer cuando existía un convenio anterior en virtud del cual la Autoridad Portuaria autorizaba la ocupación de esa parcela para el mismo fin. «Es verdad que el Puerto cedió gratis ese suelo, ¿y qué? También lo hizo el Ayuntamiento por la parte que le tocaba, ¿qué tiene eso de reprochable? La colaboración entre administraciones desemboca habitualmente en ese tipo de cesiones, que son totalmente legales, y nadie se rasga las vestiduras. Es ridículo levantar sospechas al respecto salvo que se tengan intenciones dañinas», razona el dirigente socialista.

La explicación de por qué regalar la propiedad del suelo cuando existía acuerdo para la ocupación física del mismo no es otra, según Álvarez, que «así lo exigieron los servicios técnicos del Principado para garantizar que el uso del suelo sería en todo momento el pactado; es decir, cultural. El Gobierno regional invirtió 40 millones de euros en esa parcela, lo más lógico es que quisiera tener seguridad a largo plazo sobre su destino y el control del terreno».

Álvaro Álvarez recalca llegado a este punto que «es imposible pensar que nadie se haya llevado un duro para casa como trata de insinuar Abando porque el suelo nunca dejó de estar en manos de la Administración, ya fuese ésta la estatal o la autonómica. Del mismo modo, sólo se puede explicar desde la mala fe el hecho de sembrar dudas de que eso iba a seguir siendo así en el futuro porque la pretendida cesión del uso de los edificios del Niemeyer a la fundación que lo gestiona (una idea que abanderó Areces) implicaba exactamente eso: ceder el uso, jamás la propiedad del suelo o los derechos urbanísticos inherentes al mismo por formar parte de la Isla de la Innovación».

Otra cesión gratuita controvertida, a ojos de Abando, fue la del subsuelo de la finca portuaria donde se construyó el Niemeyer para que la SEPI construyese un aparcamiento. «Esto es de locos; el Estado, a través de la sociedad Infoinvest, se ofreció a construirlo a su cargo por considerar que era necesario para el Niemeyer y conveniente para el futuro desarrollo de los suelos de la Isla de la Innovación. Obviamente, antes de gastar dinero en esa obra Infoinvest exigió la propiedad del subsuelo, la cual se le otorgó con todas las bendiciones apostólicas», explica Álvarez, quien recalca que todas las cesiones urbanísticas del Niemeyer fueron aprobadas «no por los socialistas como dice con inquina Abando, sino por el Pleno municipal de Avilés, el consejo del Puerto y los órganos correspondientes de la Administración central».

Puesto a explicar la actitud hostil de Abando con el Niemeyer y otros proyectos que llevan vitola socialista, Álvarez expone una teoría: «Este hombre, pretendido guardián de las esencias y aventajado alumno de sus mayores Juan Vega y Francisco Álvarez Cascos, lo que está haciendo son méritos ante sus jefes. Ya lo hizo durante las negociaciones para llegar a un acuerdo sobre la gestión del Niemeyer; de aquella puso todas las trabas que pudo y se empeñó en que la pretendida mayoría pública del patronato fuese, en realidad, una mayoría de Foro. ¿Para qué?, pues para convertirse en presidente de ese órgano e impulsar su carrera política desde esa plataforma». A modo de corolario, Álvarez Álvarez sentencia: «Pobre de Avilés como este tipo de personajes sigan en el Gobierno de Asturias».