La XXXV Semana de Música Religiosa de Avilés cerró su última edición con un concierto protagonizado por la formación «Landarbaso Abesbatza», representante de la tradición coral vasca que, como suele ocurrir en las visitas a Avilés de diferentes grupos de este origen, sorprendió por su creatividad y buen hacer musical. Bajo la dirección de Iñaki Tolaretxipi, la Coral «Landarbaso Abesbatza» escogió un programa variado de polifonía sacra y religiosa centrada en el siglo XX, que incluyó obras de nivel diverso, pero todas interpretadas con gran calidad, perfección y expresividad musical.

La coral de Guipúzcoa conectó desde el comienzo con el público, a través no sólo de la cercanía de su director, sino de la honestidad de un trabajo coral bien hecho. Comprometida además con la difusión de las obras de compositores vascos, la coral incluyó en su programa piezas de Xabier Sarasola (1960), destacando su «Ave María» y, de Josu Elberdin (1976), su reciente «Izar ederrak», que el coro interpretaba sólo por segunda vez, lo cual se notó en la afinación de las voces femeninas.

En la interpretación destacaron además obras como el nocturno de Morten Lauridsen (1943), «Sure on this shinning night», por el empaste de unas voces de efecto arropador, y el más conocido «Sanctus-Benedictus» de Josep Vila (1966), muestra de la flexibilidad de las voces vascas, en un conjunto equilibrado, que a lo largo del concierto demostró gran sensibilidad de dinámicas.

Sin embargo, el momento más emotivo llegó con la canción africana «Ukuthula», que el coro incorporó en su actuación -al igual que la obra de Jacobus Gallus, «Musica noster amor», no contemplada en principio en el programa-, una plegaria religiosa que coro y director cantaron cara al público, emocionando al propio José María Martínez, artífice de la Semana de Música. La coral dedicó al público un par de propinas, la segunda fuera de la Iglesia de San Nicolás de Bari, entonando en primer lugar «Ain't got time to lie», con la influencia de la música góspel.