Luanco,

Illán GARCÍA

Las marañuelas son un postre típico de Luanco de toda la vida. Pero tras una idea del periodista de LA NUEVA ESPAÑA en los años sesenta, Agustín Ovies «Guache», la marañuela inició un nuevo camino. «Guache» propuso hace ahora 25 años la celebración de un festival para dar a conocer aún más este postre tan popular durante la Semana Santa. La asociación de amas de casa aplaudió la propuesta y desde entonces hasta la actualidad, este certamen sigue tan vivo como entonces.

El festival de hoy en día dista bastante del de hace venticinco primaveras a juzgar por el número de marañuelas a la venta. «El primer año se pusieron a la venta unos cincuenta kilos y entonces había puestos de varias asociaciones», indica Visitación Rodríguez, una de las socias de las amas de casa y fiel defensora del postre luanquín. Al margen de las amas de casa, las confiterías y panaderías de la villa marinera de Luanco ofrecen durante estos días marañuelas caseras, como manda la tradición.

Las amas de casa se instalarán hasta el domingo en un puesto ubicado en la calle Ramón Pérez de Ayala, junto a la plaza del Cristal. Las vendedoras procedieron ayer a la venta de las primeras docenas de marañuelas de los trescientos kilogramos que se esperan repartir antes de que se desarrolle la procesión de La Venia, un paso tradicional de Luanco que se celebra a partir de las once y media de la mañana del domingo en la playa de La Ribera.

Para elaborar estos trescientos kilogramos del postre típico luanquín, un grupo de diez mujeres de la asociación de amas de casa trabajó durante diez horas diarias y doce días. «Es un trabajo que esperamos tenga su fruto», se oye comentar durante el acto de inauguración del festival.

Las amas de casa utilizaron los hornos de la Escuela Agroalimentaria de Luanco para elaborar sus pastas, merced a la cesión de este edificio público del Ayuntamiento de Gozón. El año pasado, por falta de horno, las amas de casa no celebraron este certamen, que sí se mantuvo en las panaderías y en las confiterías de la villa marinera. Cada docena de marañuelas cuesta seis euros, afirman las vendedoras, que añaden además que hay marañuelas de Luanco de diferentes tamaños.

Pese a que las amas de casa son conscientes de que hay diferentes tipos de marañuelas en función del concejo en el que se realicen, decidieron «no entrar en polémica» y afirmar que «en cada sitio, se realizan de manera diferente». Y así, se evitaron el eterno rifirrafe entre los marañueleros de Candás, Luanco y Avilés, sobre qué clase de postre es el mejor. Al margen de discusiones, la villa de Luanco acoge esta cita gastronómica año a año desde hace venticinco para dar a conocer a gozoniegos y visitantes el sabor de un postre típico durante estas fechas. Según sus defensores, las marañuelas se pueden comer a cualquier hora del día, desde el desayuno hasta de postre para la cena. Y todo ello, tras haber sido cuidadosamente amasadas y horneadas para mantener viva esta tradición.