La comarca viaja en carroza, sabe a caramelo, tiene el color de las serpentinas y el rostro iluminado de un niño feliz. Representantes de todos los concejos de la comarca avilesina participaron ayer en el segundo desfile de las fiestas de El Bollo, en una tarde plácida tras la sobremesa de la Comida en la calle y el preludio de la noche folk. Ante la mirada de cientos de espectadores desfilaron carrozas, grupos de música y baile tradicionales, padres orgullosos y nerviosos, curiosos armados de cámara de fotos, vendedores de globos y también algunos jóvenes procedentes de la fiesta en el parque Ferrera con ligeros problemas para establecer una línea recta en su recorrido. La cita festiva cumplió, y esta vez sin tener que poner un ojo en las nubes.

El recorrido, desde la calle Jardines, comenzó con trenes y tranvías. Detrás, trufadas de música de gaita y fanfarria, las carrozas. Y como nexo común, la pericia de los tripulantes de medio metro en lanzar confeti y dulces. Por segundo y último día volvieron a la calle los angelitos de la Cofradía de El Bollo, los barquitos y ondas marinas de La Atalaya de Xagó, el tendal con la ropa al aire de Maura Xeva, las ruinas de San Jorge de Sargos de los vecinos de La Peral (Illas), las notas musicales de Valliniello, el bosque de El Quirinal, los oficios tradicionales de La Luz, el lavadero del Hórreo del Carbayedo, el bodegón asturiano de Marcos del Torniello, la ballena de las aspirantes a xanas y finalmente la carroza de las reinas de las fiestas. Y la charanga Pepe «El Chelo» de Candás, insistente: «La gente en las calles parece más buena, todo es diferente gracias al amor».

Las conversaciones que dejó a su paso los desfiles son peregrinas. «¿Cómo era la letra del tractor amarillo?», pregonaba una adolescente en la plaza de La Merced, sin encontrar el eco correspondiente entre su grupo de amigos. «Repartid luego los caramelos en casa, ¿eh?», recomendaba una mujer a los pequeños que amasaban dulces de colores entre los dedos en Las Meanas. «¿Por qué se paran?», interrogaban otros ante la detención del desfile durante varios minutos, que los grupos de baile y música aprovecharon para animar: Maura Xeva, la Banda de Gaitas de Castrillón, Esbardu, Xareu d'Ochobre, la Fanfarria El Felechu, la Banda de Gaitas de Corvera...

La tradición de carrozas que en Avilés suma ya más de un siglo demostró ayer que la cantera comarcal responde, y que hay desfiles para rato. El próximo año volverá a la calle la alegría de las fiestas de El Bollo, salpicadas de caramelos envueltos en papel crujiente y brillante, y con entusiasmo lanzados al vuelo.

La carroza de la Asociación de Vecinos «Pedro Menéndez» del centro no salió ayer de los boxes del Colegio Quirinal, ya que sufrió una agresión poco antes del desfile. Los 52 niños del centro no pudieron lanzar los caramelos sobre la recreación del Jardín Francés, pero las demás asociaciones les dejaron un hueco para que pudieran disfrutar del desfile.