Y es que Telesforo presume de haber participado en cada edición del concurso gastronómico. «Dicen que gané ocho veces. Yo creo que fueron más», señalaba bajo los soportales de la Casa Consistorial.

Por El Parche pululaban las «amigas de toda la vida» Cristina Cores, Cani González y Ana María Menéndez, que descansaron del paseo en el tablero reservado para el grupo municipal de Foro.

-¿Cuantos años tiene esta fiesta?

-Veinte.

-Pues hace veinte que venimos.

La xana, Miriam Sonsoles Fanjul, la xanina, Claudia Sánchez, y sus damas de honor compartieron mantel con la alcaldesa, Pilar Varela, como es tradición. «Estoy contenta pero cansada. Son muchos actos en pocos días. Ayer volví a disfrutar en las carrozas después de muchos años. Da gusto ver Avilés lleno de gente», explicaba la reina de las fiestas, tan solicitada como de costumbre.

No faltó a la cita Mariví Monteserín, a la que Ana Hevia tomó el relevo en esto de organizar comilonas para miles. Una concejala de Festejos que bien podía coger el testigo a Mario Picazo. «Sabía que iba a hacer buen día, no soy pitonisa pero lo sabía», presumía Hevia. «Esta fiesta es un éxito. La evolución no se había poder hecho mejor. Comenzó entre críticas pero estaba muy segura de que saldría adelante. No he fallado nunca, ni pienso hacerlo», relataba botella de sidra en mano Monteserín.

Muchas comidas en la calle dice llevar a las espaldas Ana de Andrés García, que pidió el día de ayer de vacaciones para poder celebrar que la fiesta es veinteañera. Y mientras muchos repetían experiencia, otros tuvieron en la jornada de ayer su bautizo festivo. Fue la primera Comida en la calle para Álex Bartsch, de siete meses, y también para la pequeña Leire Serrano Santos, de dos años, biznieta de Malaquías Álvarez, uno de aquellos voluntarios que aquel 12 de abril de 1993 instalaron por primera vez los tableros que convierten la ciudad en un restaurante al aire libre.

En cada calle, en cada rincón, apenas cabía un alfiler. También se escuchaba alguna que otra pega. «Estamos ante un gran mantel, pero sin música», se lamentaba Maite Bayón en El Carbayedo. Música hubo, pero dicen que mal repartida. Las charangas y fanfarrias amenizaron la hora de la comida, y ya de sobremesa la plaza del Carbayo se convirtió en una pista de baile. Marisa Fernández y Manolo Bravo movieron el esqueleto sin tregua, y Vanessa Parapar y Aida Peláez hicieron de la entrada a la iglesia vieja de Sabugo su particular gogotera.

El folk de «La Curuxa» puso el broche a un cumpleaños feliz, en el que avilesinos y visitantes volvieron a acompañar a los carrozas, xarrés y carros por las calles de la ciudad, que rebosaba fiesta por todas las esquinas. La jornada avanzó para el valdesano Vicente Alba entre cesto y cesto, los que elabora desde hace sesenta años. Y cuando estaba a punto de levantar el campamento comenzaron a brotar de la Casa de Cultura los cantos de los participantes en la segunda jornada del Certamen de Habaneras, que volvió a brillar con luz propia.

La sobremesa se convirtió en eterna y los más valientes alargaron el festejo hasta la madrugada.

-Cómo pasa el tiempo- le dijo Mariví Monteserín a Ana Hevia.

-Veinte años no son nada- reconoció la concejala evocando el célebre tango.