Luanco, Illán GARCÍA

El pasado Sábado Santo, el cura de Luanco, Cipriano Díaz, celebró sus bodas de oro: hace ya cincuenta años que este párroco fue ordenado sacerdote. Este naveto nacido en la localidad de Tesali quiso emular los pasos del cura de su pueblo, Belarmino García, y de uno de sus hermanos, que por aquel entonces estudiaba en el seminario. «Éramos siete hermanos de una familia muy religiosa y mi diversión era ir a la iglesia», destaca el cura luanquín, que en 1949 comenzó sus estudios en el seminario de Valdediós (Villaviciosa).

De ahí partió hacía Oviedo, donde cursó el bachillerato. En 1962 fue ordenado sacerdote y su primer destino fue Turón (Mieres), donde por aquel entonces se desarrolló la «huelgona minera». «Recuerdo a los mineros a las seis de la mañana y a los piquetes que nos decían que comiendo y bebiendo estábamos bien; estaba como un pulpo, fueron momentos muy difíciles», recuerda ahora el párroco, que también vivió un triste 28 de diciembre en Turón cuando una explosión de grisú en el pozo de La Rabaldana acabó con la vida de 18 mineros.

Tras su paso por Turón, Díaz ofició misas en Villamayor (Infiesto), Fresnedo (Cabranes), Libardón (Colunga) o Nembra (Aller) antes de pasar un año en México durante 1992. «Cuando volví, retorné a Careñes (Villaviciosa) y a los pocos años comencé como párroco en Luanco», explica el cura luanquín. Cipriano Díaz se incorporó a su puesto en la capital gozoniega el día de San Silvestre de 1996.

«Al principio me llevé un pequeño chasco porque era un pueblo tranquilo y no me conocía nadie», señala el párroco, que aún recuerda cuando la iglesia se llenaba hasta los bancos más próximos al altar. «Las personas más mayores van muriendo y esos bancos siguen sin ocuparse», asegura el cura luanquín, que ve como poco a poco la asistencia a la eucaristía es menor que hace años pese a que Luanco es un lugar con mucha devoción religiosa.

«Hay personas que utilizan la televisión y el ordenador para su formación religiosa antes que ir a misa», destaca el párroco, que lamenta además el descenso de bodas religiosas: «Hay una diferencia entre casarse por la Iglesia y en la iglesia». Sin embargo, Díaz destaca que el número de confirmaciones es superior al de otros concejos limítrofes. «En Luanco hay dos cuestiones importantes para los vecinos: el Santísimo Cristo del Socorro y el Marino, yo me quedo con el Cristo», concluye el párroco, que oficiará una misa de acción de gracias para celebrar sus cincuenta años de sacerdocio en la región.