Myriam MANCISIDOR

Ocho y media de la mañana. Un hombre de entre 40 y 50 años, 1,75 metros de estatura, delgado, pelo corto y anorak oscuro se presentó en una sucursal bancaria de la avenida de Alemania de Avilés. Llamó al timbre y una vez en el interior del recinto protagonizó un atraco a mano armada con la cara oculta tras una «braga». Se llevó un botín de 1.845 euros después de intimidar con una pistola a un trabajador. Aunque era demasiado temprano para robar, en la entidad bancaria había varios empleados y también clientes. Pero estos últimos apenas se percataron de la sucedido: el caco trabajó «con discreción» y no se produjo ninguna incidencia más allá que el hurto de dinero, según fuentes próximas al caso. Una vez con el dinero en sus manos, el ladrón abandonó inmediatamente la entidad. Ayer por la tarde aún continuaba en busca y captura, comunicaron en medios policiales.

Los empleados de la sucursal alertaron a la Policía Nacional a las nueve menos cuarto de la mañana del robo. Una vez confirmado el atraco, los agentes pusieron en marcha el protocolo de actuación diseñado para este tipo de delitos, intensificando los controles en las principales vías de enlace a Avilés como primera medida de vigilancia. Un equipo formado por el grupo de policía judicial y miembros de la policía científica acudieron además a la sucursal donde recogieron indicios y pruebas que les lleven a determinar la identidad del presupuesto atracador. Empleados de la entidad bancaria y testigos, además, prestaron declaración durante todo el día en la Comisaría avilesina con el fin de aportar pruebas.

La Policía invitó a su vez a todas aquellas personas que puedan ofrecer algún dato para esclarecer el atraco a que llamen a la sala del 091 de la Policía de Nacional.

En la sucursal bancaria de la avenida de Alemania, entre tanto, el atraco era el tema de conversación de empleados y clientes que ironizaban con la hora elegida por el ladrón para cometer el hurto ya que se produjo nada más de abrir la sucursal, cuando el movimiento de billetes es aún escaso. «Se nota que no son profesionales, que es gente que roba para pasar el mes», se oía ayer en las inmediaciones del banco. Este es el segundo hurto que se produce en la ciudad este año con características similares.

El pasado 27 de enero un hombre atracó también una sucursal bancaria de la calle Palacio Valdés. Entonces el ladrón iba caracterizado con pasamontañas, capucha y empuñaba un cuchillo, con el que atemorizó a una empleada de la entidad. El caco, en aquella ocasión, solo se llevó 25 euros. Si quería más dinero debía esperar a que se abriese la caja principal. Y no lo hizo. El atracador de Palacio Valdés como el de ayer, en la avenida de Alemania, parecía bastante conformista.