Son fuentes encendidas en las noches cerradas. Son fuerza, escudo, aljaba, desprendimiento, abrazo. Son todo lo que somos, más lo que no han podido. Todo lo que aún contienen más todo lo que dieron. Son ángel, persistencia, gratitud y claror. Son parte de la vida, como la lluvia, el árbol, proclives al amor y a eternos sacrificios. Son báculo y promesa, destello, calma, arresto. Son rumbo hacia nosotros, desinterés, belleza, con manos de torrente y raza de camino. Son flor en pleno invierno, capacidad, alcance. Son llama, intensidad, coraje y sutileza, con alma en vez de piel y trazo de cariño.

Y manejan los hilos de la perseverancia, los atriles azules de los cielos inmensos. Llenan la soledad de música y ternura, nos tejen primavera con el grosor del frío. Pulimentan el hambre y atajan las penurias. Desintegran los trazos del dolor más profundo. Localizan desánimos e inquietudes y ahogos. Nos rebajan el ancho de daño y cicatrices. Desprenden el aroma de los días hermosos. Comparten con el fuego un origen divino. Esperan lealmente sin prisas ni cuestiones. Vislumbran con los ojos lo que no habla el lenguaje. Conservan los secretos con el rigor más íntimo. Nos ahuyentan los miedos gigantes de la infancia. Nos moldean palabras, allanan altibajos. Nos temperan el llanto. Nos ceden el respiro.

Un poema a todas / las madres que existen, / a las que nos peinan / y a las que nos visten. / Un poema a todas / las madres del mundo / porque hacen milagros / de un guisante crudo. / A las que aunque estén / con fiebre y anginas, / nos fríen abrazos / y asan sonrisas. / A las que de siempre / nos quieren ya tanto / que rebozan sueños / mientras tragan llanto. / A las que del pez fiero de la vida / nos sacan la carne / y comen la espina. / A las que envejecen con grietas y grumos / de exprimirse a diario / para hacernos zumos. / A las que ya están sobre nuestra cuna / borrando la noche y pintando lunas.

A las que nos cubren, / defienden y abrazan / incluso si duermen, /incluso si faltan. / A las que los años / casi se les pasan / entre planchar fuerzas / y limpiar la casa. / Un poema a todas / estas siemprevivas / que sirven de fuelle y aguantan de viga. / Un gracias a todas estas madres nuestras / que son cocineras, / modistas, maestras; / y adornan bizcochos / o administran cuentas / y trenzan toquillas / o zurcen sorpresas. / A las que aún están / o son ya estrellas.