A. P. GIÓN

La ría avilesina dio el pasado miércoles la bienvenida a los primeros cruceristas, si bien el tránsito de viajeros le viene ya de antaño al estuario local. El avilesino Ricardo García Iglesias, ingeniero y jefe de la Sección de Evaluación y Costes de la Dirección de Construcciones de la Armada, ilustró ayer sobre la evolución de la margen derecha del estuario y el pasaje en la conferencia inaugural del ciclo «Puerto y ría de Avilés, una historia» que organiza la Sociedad Económica de Amigos del País.

García Iglesias, un enamorado de la Marina y de la ría (posee un archivo con más de 40.000 fotografías), realizó un viaje en palabras desde el faro de San Juan hasta el puente de San Sebastián. «Como hasta 1940 no había carretera al faro, se ofrecían pasajes. Los primeros estuvieron vinculados a Real Compañía Asturiana de Minas y la fábrica de Arnao. Los trabajadores que vivían en Gozón iban en botes a la fábrica», explicó el experto.

Con la apertura de la dársena de San Juan, allá por 1895, se puso en marcha un pasaje regular. Fueron varias las familias que transportaron pasajeros de una margen a otra de la ría. García Iglesias se refirió a «la de Pachico, a la de Quico el Botero, a los de Celesto y a los de La Pequena», entre otros.

También hizo referencias el ponente a las travesías a la playa de San Balandrán, antaño enclave de descanso dominical para muchos avilesinos. «A partir de 1921 se estableció servicio de botes y la gente iba a la playa cruzando desde Raíces hasta San Balandrán. En los años 30 los cruzaban lanchas con motor de gasolina desde el muelle de Avilés y a finales de los 50 eran ya de motor diésel. También en la década de 1950 y 1960 había servicio de botes entre los muelles de Endasa y Raíces, a cargo de los Souto y Narán», explicó el ingeniero.

García Iglesias expuso la evolución de los astilleros avilesinos (desde el de Bogaz hasta el todavía activo bajo el nombre «Ría de Avilés»), a los grandes caserones y chalés que se construyeron en la margen derecha del estuario avilesino, como el de Maqua, y a la Fundación de Zeluán, en 1916, por José Fernández García, Pepe la Bara.

El ponente devolvió a los asistentes a la conferencia a una margen derecha dominada por los montes de los Carbayedos, Tuñes y Recastrón o El Estrellín, separados antes por marismas. La industrialización las enterró. «La transformación de la ría ha sido exponencial en los últimos 150 años, sobre todo con la canalización de la ría, a partir de 1860. La Ensenada de Llodero no se parece en nada a la que yo conocí en la infancia. Se han rellenado las marismas. Este estuario era más amplio y rico que las rías del Eo y Villaviciosa. Se han hecho burradas, hoy sería impensable rellenar las marismas de Recastrón y Ensidesa. Pero entonces, por aquellos años, era una necesidad», apuntó García Iglesias, escéptico con planes como el de la Isla de la Innovación. «Hasta que no superemos esta crisis, planes así parecen utópicos», concluyó.