S. FERNÁNDEZ

La multinacional Arcelor concluye esta semana el plan de mejora ambiental e integración visual de las baterías de coque en Avilés. La gran siderúrgica comenzó ayer a retirar la cinta transportadora de carbón de la torre 3 de la destilería, la que alimentaba las baterías 9 y 10, suprimidas en la década de los años 80 y que apenas desarrollaron su actividad tres lustros. A tal objeto, Arcelor ha traído una serie de grúas espectaculares que por la mañana comenzaron a retirar una cinta en desuso desde hace casi tres décadas.

El plan de integración visual de baterías se puso en marcha en 2008 como consecuencia de la renovación de la autorización ambiental integrada conocida popularmente como «licencia verde». La empresa Arcelor realizó una larga lista de inversiones en una de las instalacioones industriales más importantes de la comarca. Las mayores cuantías se destinaron a la sustitución de los marcos y las puertas de los hornos de coque por otros sistemas estancos y a la sustitución de los carros de carga de pasta de carbón a través de un sistema conocido como «carga japonesa». También se ejecutaron otras obras «menores», según indicó un portavoz de la compañía.

Las inversiones también se fueron en cierres hidráulicos para las tapas de los tubos montantes, presurización de los tanques de almacenamiento de benzol, captación de polvo en el cargado de camiones, mejoras en el funcionamiento de la depuradora biológica, sistema de tratamiento de aguas pluviales y de escorrentía en el colector número 7 o arquetas de control en los colectores 13 y 5, con el tratamiento permanente de los vertidos.

Por otra parte, el plan de integración ambiental ha consistido en la plantación de cerca de 25.000 árboles en la periferia de las instalaciones con objeto de reducir el impacto visual de la gran siderúrgica. La obra ha afectado a unos 236.000 metros cuadrados, con un coste de unos nueve euros por metro cuadrado. La principal especie que dará sombra a Arcelor será la secuoya, que estará acompañada de otras autóctonas (abedules, alisos, arces, avellanos, carbayos, cerezos, fresnos, madroños, sauces y serbales).

La mejora de la destilería de carbón comenzó en 2003 y ha contado con inversiones que superan los 60 millones de euros. Una de las principales obras consistió en la instalación de un sistema de captación de gases y humos en el deshornado. Así, se colocaron unas piezas que, a modo de campana con forma de embudo invertido, rodean las zonas por donde más frecuentemente se escapan sustancias sólidas a la atmósfera, impidiendo su liberación. Incluye, además, la sustitución de los carros guía actuales (las máquinas que evacuan el carbón de coque cuando sale de los hornos) por otros con campana de captación incorporada.

La intervención que la gran siderúrgica está desarrollando estos días finiquita la historia de una parte principal del pasado industrial de la comarca. Baterías de coque comenzó a producir en el año 1956, sólo dos años después de la puesta en marcha de la factoría de Ensidesa. Hasta 1969 se desarrollaron obras de ampliación en la destilería de carbón. Precisamente, de entonces son las baterías números 9 y 10. El coque (el único combustible capaz de transformar hierro en arrabio en los altos hornos) ha sido desde hace más de sesenta años un bien principal en el proceso siderúrgico desarrollado en la fábrica de Avilés. De hecho, las dos últimas baterías fueron suprimidas a mediados de los ochenta.

La producción de los años buenos en las instalaciones avilesinas sale de ocho baterías. Desde que comenzó la crisis económica, la dirección regional de Arcelor ha dejado en «stand by» hasta la mitad de esas ocho baterías. La infraestructura avilesina convive con la de Veriña desde mediados de los años 70, cuando Ensidesa se fusionó con Uninsa. Pese a que las baterías gijonesas son más modernas, no producen con la calidad de Avilés.