Marta PÉREZ

La banda de los «quemacoches» buscaba la fama. Este es el móvil que habría impulsado a cuatro jóvenes de Soto del Barco de entre 23 y 24 años a incendiar al menos veintisiete vehículos en la comarca avilesina durante un periodo de tiempo de dos años. La investigación llevada a cabo por un equipo de agentes de la Guardia Civil de Avilés destinada expresamente a este caso llegó a un punto determinante hace unos días con la imputación de cuatro jóvenes -todos varones- como presuntos autores de estos actos delictivos.

Tal y como avanzó LA NUEVA ESPAÑA, estas personas prestaron declaración en dependencias policiales y también en sede judicial. El juez no tuvo más remedio que dejarlos en libertad al no haber indicios suficientes para presentar cargos contra ellos, a pesar de las contradicciones que presentaban las declaraciones de unos y otros. Según ha podido saber este periódico por fuentes cercanas al caso, la Guardia Civil tiene «meridianamente claro» que se trata de los autores de los incendios. Sin embargo, faltan pruebas de peso para poder echarles el guante. De hecho, desde que los agentes de la Benemérita estrecharon el cerco sobre este grupo de sotobarquenses, los incendios de vehículos dejaron de producirse. La última vez que actuaron fue en el mes de noviembre del año pasado.

Las informaciones de la investigación trascienden con cuentagotas. No obstante, este periódico ha podido confirmar en medios de la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón -organismo del que depende Avilés- que el caso está pendiente del resultado de unas pruebas periciales enviadas a los laboratorios de la Guardia Civil en Madrid. Los investigadores confían en que estas pruebas sirvan para acorralar a los miembros de la que ya se conoce en medios policiales como banda del «quemacoches». Las pruebas que se han mandado a analizar a los laboratorios tienen que ver con un vehículo, utilizado por uno de los sospechosos, y que varios testigos sitúan en diferentes incendios. Por ejemplo, sería determinante para la resolución del caso encontrar en este turismo restos del acelerante químico utilizado en las reiteradas quemas de coches en la comarca.

La investigación de los incendios tuvo desconcertados a los investigadores hasta el 18 de marzo de 2010. Esa madrugada ardieron tres vehículos en el municipio de Soto del Barco: dos coches en el barrio sotobarquense de La Magdalena y otro más en San Juan de la Arena. Es en este último escenario en el que varios testigos situaron por primera vez a los jóvenes imputados y al vehículo que supuestamente utilizaban para desplazarse. A partir de aquí, la investigación comenzó a dar sus frutos. Más adelante nuevos testigos situaron a dos de estos jóvenes -las descripciones coincidían de pleno- en nuevos escenarios delictivos. La descripción del vehículo también volvía a repetirse. La única diferencia, según las declaraciones aportadas por los testigos, es que en los incendios no siempre intervenía toda la banda. La imagen de un grupo grande podía llamar la atención, por lo que en ocasiones preferían actuar en parejas.

Todos estos indicios llevaron a los investigadores de la Guardia Civil a imputar a los cuatro veinteañeros de Soto del Barco como presuntos responsables del rastro de incendios de turismos dejado en la comarca. Según ha podido saber este periódico por las mismas fuentes cercanas al caso, uno de los cuatro imputados reside en la actualidad fuera de Asturias, por lo que no se le ha podido detener como al resto. Sin embargo, sí se le ha identificado, matizan las mismas fuentes consultadas.

La banda de los «quemacoches» buscaba en los medios de comunicación el reconocimiento de sus fechorías, una característica común en los pirómanos. Según psicólogos y psiquiatras, que los periódicos se hagan eco de sus acciones delictivas les aporta una excitación adicional.

La madrugada del 18 de marzo de 2010 ardieron tres coches en el municipio de Soto del Barco: dos en el barrio sotobarquense de La Magdalena -los restos del incendio se pueden apreciar en la imagen de la izquierda- y un tercer coche en San Juan de La Arena. Esa noche la banda de los «quemacoches» falló. Por primera vez un testigo situó en el escenario del delito a un grupo de jóvenes, y además, ofreció una descripción de un modelo muy concreto de vehículo en el que habrían huido. La banda del «quemacoches» había sido vista por primera vez. A partir de esta fecha, las investigaciones policiales avanzaron en la dirección correcta.