Myriam MANCISIDOR

De Dublín a Santiago, pero a pedaladas desde Avilés. Un grupo de estudiantes de un instituto irlandés inició ayer en el albergue de peregrinos de la ciudad y por segundo año consecutivo el Camino hasta la plaza del Obradoiro. Dieciséis jóvenes más dos profesores del centro partieron hacia Galicia guiados por profesionales de la empresa CBTT, ubicada en Tuñón, en los valles de Trubia. El pelotón tenía previsto llegar hasta Luarca en la primera de cinco etapas sobre dos ruedas. Por si a alguno de los participantes en la carrera le fallaban las fuerzas, la empresa CBTT puso a disposición del grupo una furgoneta de apoyo. El Camino de Santiago mueve cada año a cientos de peregrinos de diversas nacionalidades. Prueba de ello son los caminantes que cada día se detienen en Avilés en su peregrinaje a tierras gallegas. En lo que va de año, el albergue ya ha registrado un cincuenta por ciento más de visitantes que en 2011 por las mismas fechas. Así lo dio a conocer ayer José María Clero, miembro de la Asociación Astur-Galaica Santiago Apóstol y responsable de la hostería avilesina, quien achacó el éxito de visitantes a las reformas efectuadas en el centro.

«Los peregrinos comparan el albergue con un hotel de dos o tres estrellas, generalmente se quedan muy satisfechos con el servicio de duchas y la atención que reciben», manifestó Clero, que destacó que el trabajo de las personas que están al frente del albergue son voluntarias. «Trabajamos muchas veces más que en la Oficina de Turismo de acuerdo a la gente que recibimos, pero todo lo hacemos por vocación», dijo Clero, que cada día se encarga de mostrar a los peregrinos las bondades de Avilés. «Muchos llegan a la ciudad pensando que es fea e industrial, pero marchan encantados», dijo.

Hasta Avilés llegan cada día decenas de peregrinos de distintas nacionalidades y también de distintos puntos de la geografía nacional que, principalmente, realizan el camino del litoral a pie y en bicicleta. En 2010 el albergue acogió a 5.068 peregrinos de 58 nacionalidades, unas cifras que prácticamente se igualaron en 2011. La ciudad lleva ya cinco siglos siendo escala de peregrinos y cada año cobra más sentido hacer de Avilés una parada en el Camino a Santiago.