Aeropuerto de Asturias,

Francisco L. JIMÉNEZ

En el peor de los años desde que el aeropuerto de Asturias dispone de sistema de aproximación instrumental para baja visibilidad (ILS) -2003-, la tasa de vuelos cancelados fue del 0,95 por ciento del total de los realizados y en el resto nunca rozó siquiera el 1 por ciento. Estos son los datos que Aena pone sobre la mesa para acallar las críticas que ponen en cuestión la eficacia de un dispositivo que desde el mismo momento de su instalación, siendo ministro de Fomento Francisco Álvarez Cascos, suscitó un aluvión de declaraciones, opiniones contradictorias y una polémica que sigue viva, entre otros motivos porque la compañía Iberia ha vuelto a prohibir recientemente a sus pilotos que hagan uso del ILS en la categoría III, la que teóricamente sirve para que los aviones tomen tierra en las condiciones más adversas de visibilidad.

La eficacia del «sistema antiniebla» del aeropuerto de Asturias y su «correcto funcionamiento» están fuera de toda duda para Aena, que no duda en afirmar que «el ILS ha minimizado la afección de la niebla sobre las operaciones en la infraestructura aérea asturiana». De modo oficioso, fuentes del ente estatal responsable de los aeropuertos españoles comentan que el ratio de cancelaciones por niebla en Asturias «no es para nada diferente al de otros aeropuertos que cuentan con ILS de categoría III, mismamente el de Barajas». Y es que, según opinión generalizada entre los profesionales aeronáuticos, «lo que nunca va a poder garantizar un dispositivo electrónico como el ILS es que el cien por ciento de los vuelos logren aterrizar; son demasiados los factores que influyen en una aproximación a tierra en condiciones de baja visibilidad y altísimos los estándares de seguridad a bordo de un avión».

De los datos facilitados por Aena a este diario se desprende que 2003 fue el año con más porcentaje de vuelos cancelados por niebla (el ILS entró en funcionamiento en el último tercio del año). En el paréntesis comprendido entre 2006 y 2011, cuando el ILS estuvo degradado de categoría por orden de Aviación Civil (esto quiere decir que no podía ser utilizado para operaciones de muy baja visibilidad), se produjo la segunda mayor cifra porcentual de cancelaciones; fue en 2007, cuando se vieron afectados por la niebla el 0,55 de las operaciones programadas en Asturias. No obstante, en ese periodo también hubo años (por ejemplo 2009) con un ratio de cancelaciones inferior al de años en los que el ILS sí que funcionó en su máxima categoría. Una posible explicación de esta aparente paradoja es que la meteorología influye y mucho en los datos del ILS: 2009 fue un año con pocos días de niebla en la marina asturiana donde se ubica el aeropuerto.

Por lo que respecta a los años más recientes, ya con el ILS a pleno rendimiento pero con los pilotos de Iberia advertidos por su compañía de que no lo utilicen, el «sistema antiniebla» fue activado 38 veces en 2010 (hubo 16 cancelaciones en todo el año), 57 veces en 2011 (con un balance de 6 cancelaciones) y 18 veces en lo que va de 2012 (con 18 cancelaciones hasta la fecha). Un análisis simple de estos datos permite concluir que no existe una relación directa entre el número de veces que se activa el ILS y el número de vuelos cancelados. «Esto no es matemática, es aviación», justifica un profesional de la navegación aérea al preguntarle al respecto.