Avilés, Albina FERNÁNDEZ

El Colegio Palacio Valdés vivió a última hora de la mañana de ayer una verdadera fiesta con la visita de los jugadores y técnicos del Avilés, que repartieron entradas y medio centenar de bufandas entre los escolares. «Están muy nerviosos porque llevan desde las nueve de la mañana esperando este momento. Y es que el fútbol tiene mucho tirón», comentó Carmen Puertas, la jefa de estudios del centro.

El jugador más solicitado fue Boris, natural del Carbayedo y que estudió en el centro hasta 8º de EGB. El central blanquiazul vivió uno de los momentos emotivos de la jornada al reencontrarse con su antigua maestra, María Asunción Álvarez, Choni. «Era muy buen alumno, pese a que es complicado compaginar el fútbol con los estudios, y es muy buena persona. Lo seguí hasta la Real Sociedad, luego le perdí la pista y me alegró mucho verle por la tele jugando con el Avilés», comentó Choni.

Otra anécdota la protagonizó el técnico, Chiqui de Paz, con Darío Moreno, un niño de Tercero que lucía la camiseta del Atlético de Madrid, cuyo filial rompió el domingo la racha de cuatro victorias de los avilesinos. «¿No la pondrías a mala leche, eh?», le interrogó el técnico. El niño pasó un mal momento, pero acertó a decir que fue casualidad. Chiqui repartió entradas, pero puso condiciones. «No podéis silbar a ningún jugador ni al entrenador del Avilés», precisó entre risas.

Y es que los blanquiazules se lo pasaron en grande, se hartaron de firmar autógrafos y disfrutaron con comentarios como: «¡Qué altos son!» o «¡Messi es mejor!».

El director de marketing del Avilés, Miguel Ángel García, valoró muy positivamente la experiencia y anunció que visitarán todos los colegios. «Estamos encantados. Solo con ver la cara de los niños lo dice todo. Seguro que de aquí salen muchos seguidores porque los niños tiran de los padres», comentó.

Los avilesinos visitaron primero las aulas y al final se fundieron con los escolares en el patio en medio de una algarabía generalizada, tanta que algunas mochilas quedaron olvidadas. La ocasión lo merecía.