El Sablón (Soto del Barco),

Ignacio PULIDO

El entorno del Sablón, en Soto del Barco, ofrece refugio cada invierno a decenas de aves migratorias. A mediados del presente mes, sus cañizos recibieron la visita de diversas especies, entre las que destaca el escribano palustre, un pájaro procedente del Norte de Europa. Desde hace cuatro años, el grupo de anillamiento «Torquilla» trabaja en esta zona. Como resultado de sus estudios de campo, se ha podido constatar la presencia en la ría del Nalón del escribano pigmeo, difícil de observar en España.

El grupo «Torquilla» suele centrar su trabajo en la ría de Villaviciosa. Sin embargo, hace un lustro, decidió acudir a El Sablón para comprobar la viabilidad de realizar anillamientos en este paraje. La toma de contacto fue satisfactoria y desde entonces la agrupación realiza visitas periódicas al lugar entre los meses de noviembre y marzo.

El cañizal de El Sablón es uno de los más extensos de Asturias. Se trata de un Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y de una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Durante el otoño, es vital en el paso migratorio de carriceros, carricerines y mosquiteros. Asimismo, durante el invierno acoge a zorzales, bisbitas, pinzones y escribanos palustres.

El escribano palustre -una especie censada por primera vez en España en 2005- suele emplear este entorno como dormidero. Cabe señalar que en la península ibérica apenas existen unas 400 parejas reproductoras de este ave, que mide unos 15 centímetros de longitud y pesa unos 25 gramos. Durante la invernada de 2008-2009 se calculó que la población en El Sablón estaba compuesta por entre 1000 y 1200 individuos.

Vicente González Escudero, del grupo «Torquilla», señala que el escribano palustre invierna en este rincón porque «encuentra todo lo que necesita». Las tierras de la «veiga» se dedican en su mayoría al cultivo de maíz. «Tienen comida cerca. Este maíz se emplea para ensilar. Durante su cosecha, caen restos al suelo que sirven como alimento a los escribanos y a los pinzones», subraya. Por otra parte, el cañizo les ofrece protección frente a los depredadores.

El año pasado los resultados del trabajo de campo fueron infructuosos. «Se trató de un año en blanco», explica el ornitólogo, el cual señala que la mayor parte de la superficie de la veiga fue arada, «incluso pequeños claros donde crecen plantas con granos que también sirven como alimento a las aves». Esto hecho impidió que el dormidero de El Sablón fuese incluido en el estudio realizado en esas fechas por la Oficina de Anillamiento de Aranzadi.

De todos modos, «Torquilla» ha logrado verter luz sobre los hábitos de esta especie. Sus vías de investigación se centran en caracterizar a las aves, averiguar su procedencia, registrar sus movimientos y determinar las fluctuaciones poblaciones en función de los usos agroganaderos del hábitat.

Quizá uno de sus principales afanes sea determinar las características morfológicas y biométricas de los ejemplares presentes en El Sablón para poder indicar similitudes o diferencias con la subespecie conocida como «Emberiza schoeniclus lusitanica», que parece reproducirse en Galicia. En concreto, el escribano palustre se ha extinguido como especie reproductora en la cornisa cantábrica. Los investigadores aún no han hallado una explicación lógica.

Hasta el momento, «Torquilla» ha podido determinar que los escribanos palustres «son muy estables». «Hemos registrado varias recuperaciones de ejemplares anillados en Noruega, Francia, Alemania y Holanda. Asimismo, hemos recuperado 17 aves anilladas por nosotros», subraya. Un gran porcentaje de los ejemplares pasan todo el invierno en El Sablón.

Asimismo, el grupo de anillamiento se ha llevado la sorpresa de constatar la presencia de dos escribanos pigmeos en El Sablón en el invierno de 2009. «Es una rareza», enfatiza. Este ave cría en la zona comprendida entre en Nordeste europeo y Siberia. Es justamente esta una de las especies más buscadas por los ornitólogos.