Teresa CEMBRANOS

Muchas personas conviven con el dolor, sin rendirse. Con un dolor que no tiene un origen concreto y al que los médicos no logran dar respuesta. Ayer, la Liga Reumatológica Asturiana organizó en la Casa de Cultura una jornada que llevó por título «Dolor neuropático. Cómo identificarlo para controlarlo» y para aclarar algunos conceptos invitó a Juan Carlos Torre Alonso, jefe de la Unidad de Reumatología del Hospital Monte Naranco. «En el dolor neuropático estamos en paños menores y damos palos de ciego porque no se sabe cuál es la causa ni la sustancia que le falta a la persona y que evita que el dolor llegue al sistema nervioso central», reconoció Torre Alonso,

Así, el médico explicó que cuando se produce un dolor, éste va desde la periferia -una extremidad, por ejemplo- hasta el cerebro pasando por la médula. Y es ahí donde existen «unos filtros, unas sustancias que bloquean el paso del dolor» para que llegue con menos intensidad. «Hay personas que tienen menos sustancias y sienten más que el resto; les faltan neurotransmisores», añadió. Torre Alonso incidió en que un dolor que dure más de seis semanas «deja de ser un síntoma para convertirse en una enfermedad».

Ese tipo de dolor neuropático se constata en muchas tipologías, como la fibromialgia: «Buscamos y no encontramos nada; no sabe porqué se produce», dijo. Y ante esos dolores, los médicos buscan diferentes tipos de fármacos, como algunos antidepresivos. «Esos medicamentos lo que hacen no es un efecto en el sistema depresivo sino que bloquean los impulsos del dolor porque lo controlan aumentando la serotonina», explicó. Sin embargo, el médico afirmó que en ese tipo de enfermedades, los reumatólogos medican a ver si aciertan «porque hay cientos de neurotransmisores y no tenemos pruebas para saber cuál es que el falla». «Con el mismo cuadro médicos, un paciente reacciona bien a un fármaco y a otro no le hace efecto. Las causas son diferentes en cada caso y si aciertas con la tecla, triunfas», aseguró. Para Torre, una de las claves es conseguir tratar el dolor de manera rápida, «antes de que se convierta en una enfermedad».

Antes de la intervención del doctor, Pilar Suárez, socia de la Liga, contó su experiencia con la fibromialgia. «Ya de joven tenía muchos dolores, que no se iban; nadie pensaba que era fibromialgia. Luego, vas aceptando que nunca vas a estar bien, te vas conociendo y lo vas llevando», explicó. Suárez, por experiencia propia, recomendó hacer ejercicio, yoga, y no quedarse sentado en el sillón. Relató que, ahora, ya prejubilada, continua haciendo «casi todo» aunque «despacito». «Vivo con mi enfermedad y no me voy a rendir», concluyó Suárez.