Amaya P. GIÓN

La consejera de Cultura, Ana González, reconoció ayer que faltó rigor en la anterior gestión de las cuentas del Niemeyer. «El rigor en la gestión es muy mejorable en esta Fundación, porque si se hubiera actuado con el máximo celo administrativo y contable no tendríamos estas salvedades en las cuentas», declaró la consejera tras exponer a los patronos el estado contable de la entidad y el informe de la auditoría correspondiente a 2011.

Las cuentas son preocupantes: «Tenemos una situación muy complicada y hay muchas cosas que cambiar en la gestión», admitió Ana González. La Fundación cerró 2011 con pérdidas de 993.648 millones de euros y con deudas bancarias de 816.932 euros y 1,7 millones con proveedores (pagadas en un 12% a día de hoy). Además, la entidad podría tener que devolver subvenciones por importe de 1,2 millones de euros, lo que elevaría la deuda a unos 3,5 millones de euros.

La consejera reveló que ya se ha decretado la devolución de las ayudas del Principado correspondientes a los años 2007 y 2008, que suman 746.00 euros. Cultura quiere comenzar 2013 con el concurso de acreedores resuelto y pagando a los acreedores, aunque la consejera no se atrevió a dar fechas.

«Me hubiera gustado que fueran otras las cuentas, me hubiera gustado que la deuda fuera menor y que la gestión tuviera más rigor», señaló la representante del Gobierno regional. Los auditores constatan cinco reparos a las cuentas. Sí reconocen que la contabilidad presentada por el Principado (y que requirió de una reelaboración previa, según fuentes consultadas, ya que los auditores rechazaron inicialmente emitir opinión) se ajusta a la realidad de la Fundación. Pero señalan cinco salvedades que suponen irregularidades en la gestión. Ante esas salvedades, la consejera pedirá aclaraciones al ex director del Niemeyer, Natalio Grueso, y al ex secretario del Patronato, José Luis Rebollo. En cuanto a las responsabilidades, destacó que «había una gestión realizada por personas concretas, que tenían poderes y los utilizaban; y no siempre informaban al patronato de todo lo que hacían». Como ejemplo recalcó que ni ella misma tiene a día de hoy información sobre las cuestiones que señalan los auditores. Al respecto de la responsabilidad de los patronos indicó que estos «vigilan en función de la información que se les da, según la información que se les traslada en ese momento».

Ana González indicó que dadas las «incertidumbres» que ofrecen los datos actuales, una vez aprobadas las cuentas la Fundación pedirá aclaraciones. Y después emprenderá «las acciones legales que considere oportunas, en el momento que jurídicamente corresponda».

Sobre el futuro del complejo cultura, la consejera aseguró que es necesario definir unas líneas «claras y estables en el tiempo». «Tiene que seguir teniendo ese carácter internacional, pero combinado con lo propio. Hay que decidir con criterio. Sé cómo queremos programar y qué tipos de artistas queremos que vengan», indicó la representante del gobierno regional.

Eso sí, el escenario económico que afronta la entidad y conocieron los patronos no es, por ahora, el más favorable.