E. CAMPO

La Formación Profesional vive un momento dulce en lo que se refiere al interés que genera entre los alumnos. Con los estudios universitarios cada vez más cuestionados, por las tasas de matrícula y el alto índice de paro de los graduados, y eso unido a la alta tasa de desempleo que obliga a los jóvenes a emplear su tiempo en formarse, la FP se vislumbra como una «posibilidad más cercana» para los alumnos que finalizan sus estudios de Secundaria. Así lo indica la directora del Carreño Miranda, Loli Bueno, en cuyo centro están cubiertas todas las plazas de ciclos formativos.

Sean las causas que sean, lo cierto es que la Formación Profesional arrasa en la comarca. El centro de referencia, el Centro Integrado de FP (antiguo Suanzes), está prácticamente al cien por ciento de su capacidad. Y esto se traduce en 1.377 alumnos. «Somos el centro de Asturias con mayor oferta, 9 familias profesionales y 23 ciclos», cuenta su director, Gerardo García-Rovés. Todos los grupos de primero, 24 en total, están al completo, con 30 alumnos en cada aula. Y hay lista de espera en muchas especialidades.

A la FP reglada se suma el éxito de la formación a distancia, que también se imparte desde Avilés, y al FP para el empleo. «Los alumnos son personas que están en paro, o que quieren mejorar para posibles reciclajes profesionales en las propias empresas», afirma García-Rovés. Las especialidades industriales son las que, al menos supuestamente, pueden facilitar más la empleabilidad.

Es más, según cuenta Carmen Secades, profesora de Servicios a la Comunidad (PTSC) en el Carreño Miranda, el proceso que se detecta es el de alumnos ya licenciados que ahora retoman los estudios y lo hacen con un ciclo de FP. «Consideran que es más práctico», apoya Nuria Saavedra. También hay un porcentaje de estudiantes que, pese a haber superado la prueba de acceso a la Universidad, se matriculan finalmente en FP.

Nuria Saavedra, profesora de Intervención Sociocomunitaria, explica que la nueva legislación avanza hacia la permeabilidad entre la FP y la Universidad. Ella misma es un ejemplo de persona que, tras realizar estudios profesionales, se reenganchó en la Universidad. «Pero ahora lo que la gente busca es una cualificación profesional, y la legislación educativa va en esa dirección». Y es que, tal y como explica Ana Madejón, profesora de Intervención Sociocomunitaria, ella vivió la experiencia de terminar una carrera universitaria sin ver expectativas laborales claras, y en cambio sus amigos con titulaciones profesionales estaban todos trabajando. «El propio alumnado demanda enseñanzas prácticas», confirma Carmen Secades.

La Formación Profesional se encuentra ahora en un momento de cambio, con la nueva regulación que plantea grandes novedades, como la FP dual, que pretende adaptar la oferta formativa a la demanda laboral, con prácticas remuneradas. «Falta por desarrollar el entorno económico, que tienen que desarrollar las comunidades autónomas», Cuenta Carmen Secades. Otra de las propuestas sobre la mesa es subir de dos a tres años la formación.

Los porcentajes de inserción laboral de los alumnos de FP son, según las profesoras del Carreño Miranda, buenos. Los hay que encuentran trabajo en los propios centros donde realizan las prácticas, otros tienen que hacer las maletas y buscar otros horizontes. Precisamente para facilitar esa movilidad, en la FP del futuro también tendrá una mayor importancia la enseñanza de idiomas.