Myriam MANCISIDOR

En Avilés la contaminación está por las nubes, entre dimes y diretes de los grupos ecologistas y la Administración. Unos ponen el grito en el cielo por el incumplimiento sistemático de la legislación en materia ambiental y por la desidia del Gobierno en la lucha contra la polución. Otros defienden que Avilés -declarada en enero de 1981 Zona de Atmósfera Contaminada- sólo sobrepasa los límites de las partículas PM10 en la estación de Las Arobias. Cada cuál utiliza una vara de medir. Los vecinos, entre tanto, reclaman respirar un aire más sano y más zonas verdes, un guante que recogen la mayoría de los partidos. Si en algo coinciden los «verdes» y los responsables políticos es que no se puede bajar la guardia. Los focos apuntan a diferentes puntos de la comarca donde la naturaleza urbana pinta en negro.

El hollín es en la zona de San Juan de Nieva uno de los mayores enemigos de los vecinos. En la margen izquierda de la ría, los vecinos, empresarios y hosteleros están hartos de soportar la suciedad que generan las labores de carga y descarga de material en el puerto avilesino. La estación del matadero, la más próxima a San Juan, con 71 microgramos por metro cúbico de valor medio anual, superó el pasado año los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud para partículas de menos de diez micras. Los afectados llevan años solicitando que se tomen medias. A la constante lluvia de polvo de carbón hay que sumar el pestilente olor que llega a San Juan de Nieva desde la fábrica de fertilizantes Chemastur y los inconvenientes de vivir en las inmediaciones de otra gran industria: Asturiana de Zinc, que recientemente sufrió un accidente por mercurio.

El tráfico supone también una importante fuente de contaminación en la comarca avilesina, especialmente en el centro urbano de Avilés, en calles como las de Llano Ponte, El Muelle, Gutiérrez Herrero o la avenida de Cervantes. De ahí que muchos vecinos y distintos colectivos promocionen el uso de la bicicleta para aliviar los problemas derivados del tráfico. Distintas agrupaciones llegaron a solicitar hace meses, en este sentido, una red conjunta de rutas cicloturistas y una trama urbana de carriles bici que conecte los principales núcleos de población: Avilés, Castrillón, Gozón y Corvera. Las emisiones por la combustión de los aparatos de calefacción son otro problema añadido de la atmósfera local.

En Llaranes, los vecinos aseguran que los índices de polución no son, ni de lejos, alarmantes como antaño. Confirman que quedaron atrás aquellos años en los que la contaminación se masticaba. «Hay días que, dependiendo de cómo sople el aire, huele algo a gas. En las viviendas también se pega una especie de polvillo negro en las fachadas que es imposible de limpiar, pero nada más que eso», explicó el presidente de la asociación «Santa Bárbara» de Llaranes, Gabriel Alzola, que incide en que la contaminación se suple con la senda que comunica el Niemeyer con La Luz y tres parques. Según los ecologistas, en Llaranes se superó el valor máximo de benceno durante 15 días de 2012. También se sobrepasaron los valores de contaminación por dióxido de azufre.

En las inmediaciones de Llaranes, La Marzaniella (Corvera) y también Avilés los vecinos critican, eso sí, los vertidos aceitosos a la ría que se producen con cierta periodicidad. El último fue detectado el pasado fin de semana a la altura de Laminación. Los usuarios de la senda peatonal que recorre la ría demandan mayores medidas de prevención, sobre todo en las grandes empresas, las que habitualmente purgan con el sambenito de la contaminación.

Los problemas de una naturaleza urbana con tantos grises repercute, en cualquier caso, en la salud. En el área sanitaria avilesina los cánceres más frecuentes son, por orden de prevalencia, los de colon, mama, pulmón y próstata. Ninguno es fruto de la casualidad. Según datos extraídos del «Atlas municipal de mortalidad por cáncer en España» que realizó en 2007 el Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Sanidad, en Asturias y debido a la contaminación ambiental, la probabilidad de contraer un cáncer de pulmón es hasta tres veces mayor que en Castilla. Por eso los vecinos que residen cerca de los focos de contaminación reclaman un futuro verde, con un aire más sano.