E. CAMPO

En la década de los años ochenta, el de Salburúa -Vitoria- era un humedal seco, vecino de la expansión urbana y llamado a convertirse en un entorno marginado. Ahora, gracias a un proyecto de recuperación del anillo verde de Vitoria, es uno de los principales reclamos turísticos de la ciudad, espacio para el paseo y el deporte y ejemplo de cómo es posible revertir la degradación. El técnico de planificación del Centro de Estudios Ambientales de Vitoria, Luis Lobo Urrutia, participó ayer en el ciclo de conferencias de Mavea, y explicó que este humedal estuvo desecado durante medio siglo, pero que fue posible eliminar el sistema de drenaje y recuperar el acuífero. «Pero la restauración ambiental es mucho más que eso, aunque los humedales son más agradecidos que, por ejemplo, un bosque», apuntó Lobo.

Con el 60 por ciento de los humedales españoles -y también los europeos- destruidos, no hacían falta muchos más argumentos para recuperar Salburúa. Sin embargo los beneficios fueron en cadena. «En tres o cuatro años los ciudadanos y los políticos comenzaron a valorar el proyecto, que dignifica un espacio periférico, ofrece unos servicios ambientales impagables y además permite acoger en momentos críticos un gran volumen de agua, lo que evita las inundaciones del casco urbano», explicó el experto en avifauna del humedal de Salburúa.

Esta circunstancia añadida permitió que el proyecto accediera a diversos fondos para el desarrollo, e incluso fue uno de los argumentos que pesaron para que Vitoria consiguiera ser la Capital Verde Europea.

Recuperar los humedales es prioridad estratégica en el ámbito europeo. En España, los principales son los del parque de Doñana, el complejo de Lagunas de La Mancha y el Delta del Ebro.