El «gran revulsivo económico» para todo el Occidente asturiano y para los dos grandes puertos asturianos -Avilés y El Musel- que iba a suponer, según aseguró el entonces Presidente regional Vicente Álvarez Areces, el acuerdo suscrito entre la papelera Ence, Feve y el Principado de Asturias para el transporte de pasta de celulosa y madera entre Navia y los muelles de Avilés y Gijón ha quedado en nada. Mientras en Asturias se escenificaba una agria batalla por si el puerto de referencia de Ence debía ser el de Avilés o el de Gijón y las obras necesarias para desarrollar el acuerdo tripartito daban un paso adelante y dos hacia atrás, los puertos gallegos de Ribadeo y El Ferrol movieron ficha y en apenas tres años han logrado quedarse con el negocio marítimo de la celulosa: Ribadeo se convirtió en 2012 en el segundo puerto gallego con más tráficos gracias a los movimientos de mercancía de la papelera de Navia y el puerto de El Ferrol ha sabido aprovechar ultimamente la oportunidad que brinda la indefinición asturiana convirtiéndose en el puerto maderero de referencia de Ence; los muelles ferrolanos, de hecho, batieron en 2012 su récord histórico de tráfico de mercancía.

A diferencia de los tráficos portuarios asturianos vinculados con Ence, que lejos de crecer han disminuido a cero toneladas en estos últimos años, la inversión necesaria en infraestructuras ferroviarias para hacer posible el transporte en tren de la madera y de la pasta de celulosa aumentó de los 9 millones previstos inicialmente a 14 millones de euros (un desfase del 55 por ciento) durante el proceso de licitación de los proyectos de obra aunque, eso sí, los trabajos están paralizados y sin noticias de cuándo se reanudarán al menos en lo tocante al ramal del puerto de El Musel, no así en el ramal de la fábrica de Ence en Navia.

El vuelco hacia Galicia de los tráficos de Ence convierte en papel mojado todas las previsiones que había hecho el Gobierno de Álvarez Areces y coloca al actual Ejecutivo en un dilema: renunciar a la ejecución de las obras ferroviarias pendientes para hacer posible el traslado de las mercancías de Ence a Gijón o continuar con esos proyectos. Javier Fernández declaró recientemente que su plan es el segundo, pero sus palabras no tienen reflejo presupuestario en las cuentas regionales para el año en curso.

Además, aun si el ramal de Feve que se adentra en El Musel fuese algún día realidad, queda pendiente de concretar quién y con qué dinero construiría la terminal de carga «all weather» (a cubierto de las inclemencias meteorológicas) que Ence solicitó para facilitar la carga de la celulosa en condiciones adversas. También está en el aire la concreción del difuso compromiso verbal que en su día se planteó para que Avilés fuese el puerto de entrada a Asturias de la madera que importa Ence, un mensaje tranquilizador lanzado entonces para acallar las críticas surgidas en la ciudad cuando el ex Presidente Areces anunció sus planes para potenciar El Musel como puerto de referencia de la papelera de Navia.

El primer capítulo de este culebrón de incierto final empezó a escribirse el 4 de agosto de 2008, la fecha en la que Vicente Álvarez Areces y el entonces presidente de Feve Ángel Villalba suscribieron un protocolo de intenciones para dar salida a la producción de Ence por Gijón, vía ferrocarril. Cuatro días después, al trascender la noticia, estalló la polémica en Avilés, cuyo puerto aspiraba a ser la plataforma de exportación de la celulosa así fuese sólo porque históricamente había sido el puerto de entrada de la madera que utiliza Ence como materia prima. Villalba se reunió con la Alcaldesa, Pilar Varela, y la tranquilizó diciéndole que la solución de El Musel no era definitiva y que, en todo caso, los tráficos de madera seguirían realizándose por Avilés. Las aguas se calmaron un tanto, si bien quedaron muchas dudas flotando en el ambiente.

El 23 de febrero de 2010, Feve y el Principado firmaron un convenio de colaboración con Ence para desarrollar el protocolo de intenciones de 2008. En ese documento se acuerda que los envíos de pasta de papel se «realizarían» -obsérvese el uso de la forma condicional del verbo- hacia el puerto de Gijón (no se especifica compromiso alguno de tonelaje) y que para ello Ence «dispondrá» de una terminal en los muelles. Sobre la madera, aquel convenio estipulaba que podrá ser importada «a través de los puertos de Avilés o Gijón».

El mismo convenio establece la forma de financiación de las obras necesarias para el transporte en tren de la celulosa y la madera. El importe de la obra civil e instalaciones a construir se estima en nueve millones de euros, dos de ellos correspondientes al ramal ferroviario de Navia cuya construcción asume Ence (las obras vuelven a estar ahora en marcha tras meses de parálisis por diversos problemas administrativos).

Descontados los dos millones del ramal ferroviario de Navia, los otros siete millones acabaron convertidos en doce (un sobrecoste del 71 por ciento) durante el proceso de licitación de obras, un trámite que corrió a cargo de Feve. La compañía de Villalba troceó los 2,5 kilómetros a construir en el entorno de El Musel en tres paquetes de obra que fueron adjudicados con el siguiente desglose: 3,3 millones de euros el primero, 5,6 millones el segundo y 3 millones el tercero (éste a una UTE de la que formaba parte una empresa gallega -Anchelerguers e Asociados, S. L.- cuyo socio único, Javier Anchelergues, fue interrogado en relación a la «operación Pokemon» por la jueza que instruye el caso). Al margen, Feve adjudicó el 30 de junio de 2011 la instalación de un nuevo sistema de enclavamiento electrónico en la estación de Navia para regular la circulación de trenes de viajeros y los de mercacías que usarán el ramal de Ence; fueron 1,65 millones de euros.

Además de esas adjudicaciones realizadas por Feve, la Autoridad Portuaria de Gijón licitó el 11 de julio de 2011 la construcción de 1,1 kilómetros de vía dentro de El Musel para rematar el enlace que había proyectado Feve. La obra se adjudicó en 5,4 millones, pero a día de hoy los trabajos no han comenzado, primero por trabas administrativas, luego porque Francisco Álvarez Cascos se negó en su mandato a dedicar dinero público a «favorecer a una empresa privada (Ence)» y ahora por que los cambios habidos en Feve (el PP integró a la compalía en Adif) han traído consigo la paralización de la mayoría de las obras pendientes.

En total, la inversión comprometida ronda los 21 millones de euros, pero las obras carecen de plazos de realización y su financiación está en el aire: según el convenio regulador, el Principado debería aportar 3,5 millones; Feve, otros tantos; y Ence, dos. Lo que no se establece es quiénes y en qué porcentajes asumirían los sobrecostes.

Mientras la «solución asturiana» para los tráficos marítimos de Ence avanza a trancas y barrancas, Galicia ha hecho los deberes y a fecha de hoy son sus puertos los que mueven las mercancías de la papelera. El último barco de madera que descargó en Asturias lo hizo en 2011 en Gijón y frente a ese dato, el año pasado fue noticia que Ence solicitase al puerto de El Ferrol una reserva de suelo (5.000 metros cuadrados) para abrir una terminal maderera con la previsión de un tráfico mínimo anual de 150.000 toneladas. El protagonismo que empieza a cobrar el puerto ferrolano en detrimento de los asturianos es tal que el pasado mes de febrero un barco que procedía de Uruguay cargado de madera para la papelera de Navia, el «Bianco Victoria Bulker», y que tenía como destino Avilés acabó descargando su cargamento (25.000 toneladas) en El Ferrol, un puerto que está al doble de distancia de Navia que Avilés, lo cual tiene su importancia desde el punto de vista del coste del posterior transporte de la madera por carretera.

Y si los tráficos de madera amenzan con cambiar de aires, no parecen correr mejor suerte los de celulosa. A falta de avances en el proyecto para exportar la pasta de papel por El Musel, Ribadeo ha tomado la iniciativa y hoy en día es el muelle de referencia de esos tráficos, que suponen el 70 por ciento de sus movimientos: 511.953 toneladas en 2012. Ribadeo ha asumido, tras la realización en tiempo record de varias obras de mejora portuaria que solicitó Ence, la salida por mar de toda la celulosa que produce Ence en la fábrica de Navia y que tiene como destino el mercado exterior. Las últimas noticias apuntan a que las autoridades portuarias gallegas, temerosas de que la competencia asturiana por la madera y celulosa se reavive algún día, quieren renovar su acuerdo comercial con Ence para afianzar esos tráficos hasta más allá de 2020.