Carolina G. MENÉNDEZ

Un repaso a las portadas de la revista «El Bollo» deja de manifiesto la evolución artística que ha vivido la publicación, de 117 años de antigüedad, al tiempo que sirve de escaparate para mostrar la moda gráfica de cada momento. Estas primeras páginas, sobre la que recaen todas las miradas, acogen a lo largo de su historia dibujos, ilustraciones, fotografías y trabajos de muy diferentes estilos firmados siempre por artistas de Avilés y comarca o vinculados a estos núcleos. Son una pasarela por la que han desfilado las primeras espadas del arte local, desde Bujados (madrileño de nacimiento pero estrechamente relacionado con la villa y autor de las portadas de 1924 o 1929) hasta Esther Cuesta (que firma la de este año) pasando por Fernando González Wes Dintén, Calixto Fernández, Favila, Julio Solís, Demetrio Reigada, Hugo Fontela, Manuel Redondo o Ramón Rodríguez, entre otros nombres.

Sería interminable además de difícil -dado el elevado número de revistas editadas hasta la fecha- hacer un recuento detallado y un análisis de todas y cada una de las portadas de la publicación que promueve la Cofradía del Bollo. Sin embargo, una mirada por alto permite reconocer en su trayectoria algunas de sus etapas. Aún con sus peculiaridades y las diferencias que las caracterizan -más o menos costumbristas, más o menos modernistas-, la mayoría lanza un guiño hacia la fiesta que fundó el doctor Claudio Luanco. Precisamente, la de 1984 -que muestra un retrato del médico del que es autor Favila- supone un reconocimiento hacia quien durante una buena parte de su vida se volcó con la fiesta de primavera en la que, en medio de un espíritu de alegría y confraternización, se comparte el bollo mantecado escarchado y el vino.

Muchos años antes, en 1914, con Francisco Leal a la cabeza de la cofradía y un grupo de entusiastas directivos, la revista renace. Se mejora la calidad del papel, aumenta el número de páginas se edita en Artes Gráficas de Gijón, se vende a 20 céntimos y la portada, que venía realizándose en blanco y negro, pasa a ser en color e incorpora el escudo de Avilés, la figura de Pedro Menéndez y algunos adornos artísticos.

Un gran número de las portadas lleva el sello del artista avilesino Fernando González Wes Dintén. Sus primeras colaboraciones con «El Bollo» datan de mediados de los años 20 y se prolongan hasta entrados los sesenta. De este tiempo permanecen guardados en el baúl de los recuerdos de la cofradía, como verdaderos tesoros, una serie de dibujos de un estilo inimitable. Junto al genial dibujante, meticuloso en el trabajo y padre también de muchas de las carrozas que desfilaron por las calles de Avilés, formaron parte de las filas de la revista el pintor Manuel Redondo o Pipo Carreño.

A partir de los años sesenta, la reina y reinina de las fiestas fueron las protagonistas de las portadas. Ataviadas con los trajes típicos de asturianas, aparecen posando en algún rincón o paisaje de Avilés y su entorno. Fue una fotografía de Beatriz Lodge, hija del embajador de Estados Unidos en España, nombrada reina ese año, la que inauguró en 1957 este modelo de portadas que se mantuvo durante bastantes años.

A finales de los años setenta y principios de los ochenta, el estilo de las primeras páginas cambió de rumbo y estuvieron ocupadas, primero por fotografías de lugares típicos de la villa y, después, por dibujos poco vinculados a las tradicionales fiestas de Pascua. Pero a partir de mediados de los años ochenta, la revista que ensalza los valores de la fiesta y la primavera y que durante unos años no estuvo pilotada por la cofradía que la vio nacer y la encumbró hasta el lugar que ocupa actualmente, inicia una nueva andadura de la mano de la asociación y su portada vuelve a estar relacionada con los festejos.

De esta etapa cabe destacar la portada de Favila dedicada a Claudio Luanco o la de Julio Solís para conmemorar los cien años de la revista. Con motivo del centenario, el acuarelista optó por pintar a una niña vestida de asturiana bailando y portando en alto el número cien. De Favila es igualmente la portada de 1995; en ella aparece el Príncipe Felipe de Borbón, recién nombrado cofrade de honor, entre tres construcciones avilesinas de Rivero, Sabugo y Galiana.

Los últimos años, las portadas de «El Bollo» -la publicación avilesina más antigua que existe en la villa- han mantenido una línea de continuidad, con el bollo mantecado casi siempre presente; no en vano es el símbolo de la fiesta y el dulce que dio pie a unos festejos que este año alcanzan los 120 años. La revista cuenta con tres menos debido a que el primer año de la fiesta, dada su improvisación, la cofradía no tuvo tiempo suficiente para su preparación aunque sí la publicó al año siguiente. Igualmente, en los años de la guerra civil la revista no vio la luz y tampoco se organizaron los festejos.