La vitalidad de las escuelas rurales es un hecho y la calidad de la enseñanza no tiene que envidiar a los centros escolares de las zonas urbanas. La satisfacción de profesores y padres quedó ayer patente en el Club LA NUEVA ESPAÑA que reunió en el centro cultural Valey de Piedras Blancas a decenas de espectadores. «La escuela rural de ahora tiene los mismos medios que otros colegios de las zonas urbanas. Los edificios son antiguos pero los medios son excelentes», señaló Belarmino Suárez Soto, director del Colegio Rural Agrupado (CRA) Castrillón-Illas. «Valoramos que se mantiene la proximidad al domicilio, las ratios de alumnos son bajas y es una apuesta más por la calidad de vida», dijo.

Durante la mesa redonda se fueron proyectando las fotografías que realizó Cristina Cañibano Cueto de la seria «la escuela rural». «El año pasado empecé en el CRA del bajo Nalón y este año en el de Castrillón-Illas. «En las fotos salen los niños y también los profesores. Cada escuela rural es un mundo», dijo.

María José Menéndez Pérez, es docente en el CRA desde hace más de 20 años. «Los niños salen muy bien preparados y el cambio cuando llegan al instituto no les ocasiona problemas. Que compartan el aula alumnos de diferentes edades refuerza la convivencia», explicó.

Matilde Sánchez y Eugenia Álvarez, tiene escolarizados a sus hijos en la escuela de San Miguel de Quiloño por convicción. «El aula es un sitio cómodo y abierto, creo que no hay tanta sensación de tensión como en los colegios urbanos». Eugenia Álvarez, fue alumna en una escuela rural y su hija repite la experiencia.