Myriam MANCISIDOR

No hay estadísticas ni estudios oficiales, pero quienes trabajan cerca de los pescadores son conscientes de que detrás de los accidentes marítimos que se produjeron en el litoral avilesino desde marzo -el último anteayer, en Xagó (Gozón)- está la angustia de algunos marineros por ganarse el pan. El sector vive ahora una cruel agonía y la merma de los ingresos por el recorte de cupos y cuotas incita a algunos «lobos de mar» a salir a faenar «a la brava». «En Asturias siempre hicimos gala de tener pocos accidentes y ahora estamos pasando una mala racha que no responde exclusivamente a la meteorología», sentenció ayer el director general de Pesca, Alberto Vizcaíno. Agregó: «Enero y febrero fueron meses muy malos para la flota asturiana y para las lanchas pequeñas la costera de la xarda, de la que antes vivían, fue muy corta».

Esto puedo explicar, a juicio de Vizcaíno, que algunos pescadores fuercen la máquina. «Tal vez hay personas que arriesgan más de lo debido por pescar una lubina en zonas, por ejemplo de pedrero, que puede que no conozcan demasiado bien aunque se desplacen de puertos próximos. Si esto coincide con un golpe de mar la situación se complica», sentenció el director general de Pesca. Alberto Vizcaíno evitó, no obstante, lanzar cualquier «mensaje paternalista». «Confío en los marineros y en la flota», recalcó pocos minutos antes de desplazarse a Avilés, al San Agustín.

Visitó junto al responsable de la federación regional de cofradías, Dimas García y los patrones mayores de Gijón y Avilés, Jesús Teleña y Jesús Galindo, respectivamente, a Francisco Javier Sigler, el patrón del «Hermanos Pola», el barco de pesca que anteayer volcó en las inmediaciones de la playa de Xagó. Sigler permanece ingresado en la sexta planta del hospital avilesino aunque su estado de salud no encierra gravedad. El compañero de Sigler, Ignacio Isa, tuvo peor suerte. Ayer, a primera hora de la tarde, estaba intubado y con ventilación asistida si bien estaba previsto que lo desconectaran de las máquinas que lo mantenían con vida por decisión familiar.

El patrón mayor de Avilés, que en su día tuvo como empleado a Sigler, al que definió «como un chaval de mar de los de toda la vida»- coincidió con Vizcaíno en la razón que puede esconderse detrás de los accidentes en la mar es económica. «Lo mío parece ya una obsesión, pero está claro que la seguridad se tiene con dinero en el bolsillo», dijo. Precisó que cada primavera la flota asturiana vivía de la xarda, una especie de alto valor comercial ahora sentenciada por los cupos de pesca impuestos por la Unión Europea.

«El "Hermanos Pola" cuando empezó iba a la xarda y, cuando terminaba esta costera, al ocle. Ahora, sin embargo, iban a cualquier cosa, como los demás», recalcó Galindo, que destacó que las únicas especies con las que se puede obtener rendimiento son las rayas, el lenguado o el rodaballo. «Sé que Vizcaíno está luchando lo indecible por la pesca y por la flota, pero está muy limitado por todos estos ilógico de los cupos. El problema es que no dejan gobernar a estas personas que realmente saben de la mar y ponen en su lugar a burócratas», concluyó Galindo en nombre de un sector que ahora se juega la vida por ganarse el pan.