Saúl FERNÁNDEZ / V. M.

La intoxicación por mercurio de cincuenta trabajadores de la empresa Ingeniería Montajes del Norte (Imsa) en las instalaciones de Asturiana de Zinc (Azsa) se debió a una serie de irregularidades «en cascada» en materia de seguridad laboral que tuvieron su origen sin lugar a dudas en la incapacidad de la metalúrgica de San Juan de Nieva para evaluar el verdadero riesgo que suponía la «indubitada» concentración del metal en los intercambiadores en los que trabajaban los afectados. Así, Azsa es «responsable directa, prinipal y única» de lo acontecido.

Esa es la principal conclusión del exhaustivo informe (más de cien páginas) elaborado por el inspector de Trabajo Alberto Paramio, encargado de analizar el accidente. Tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, todo esto induce al funcionario del Ministerio de Empleo a iniciar «el procedimiento administrativo sancionador» contra la empresa que dirige Íñigo Abarca y propone una multa de medio millón de euros a los que se suman 80.000 más solidariamente con Imsa.

El documento de Paramio señala a las claras que la intoxicación por mercurio que afectó a 50 trabajadores de la subcontrata Imsa fue «de carácter muy grave», pese a que Asturiana de Zinc calificó el suceso como «incidente» en su informe provisional. El inspector da además un tirón de orejas a la multinacional por tratar de minimizar lo ocurrido. «Con independencia de los formalismos en las denominaciones, los sucesos ocurridos durante la parada de referencia son indudablemente accidentes de trabajo de carácter muy grave», reza el documento, que prosigue indicando que «las conclusiones provisionales (de Azsa) en muchos de sus aspectos difieren de la realidad de los hechos así como de su articulación jurídico-preventiva».

l ¿En qué momento se produjo la intoxicación? Asturiana de Zinc había programado una parada general que inició a mediados de noviembre de 2012 para sustituir los tubos de acero-carbono del intercambiador por donde circulan gases sulfurosos con restos de mercurio procedentes del proceso de tostación de la blenda, que posteriormente se emplean para fabricar ácido sulfúrico. Esta tarea se inició el 19 de noviembre pasado y se alargó hasta el 2 de diciembre. Entonces fue cuando el Hospital San Agustín de Avilés atendió al primero de los trabajadores envenenados.

l ¿Qué ocasionó la contaminación? El informe del inspector Paramio parte del hecho incuestionable de que había una «indubitada» concentración de mercurio en los tubos del intercambiador. Los tubos fueron cortados por los trabajadores con radiales y sopletes, lo que aumentó la temperatura y evaporó los restos de mercurio que podían permanecer cubriendo las paredes de los tubos. De hecho, muestras recogidas de los tubos retirados constataron la presencia alta de mercurio en el interior. Además, se utilizaron extractores para ventilar el interior de los tubos con lo que el aire viciado acabó también afectando a los trabajadores que se encontraban fuera.

l ¿Cómo llegó el mercurio a los intercambiadores? No está claro. El informe señala que, obviamente, el mercurio forma parte del proceso productivo de Azsa y aunque en teoría queda decantado en las torres de mercurio, es evidente que se encontraba presente en altísimas concentraciones en los intercambiadores números 3 y 4 de la planta de tostación.

l ¿Quién es el principal responsable? La Inspección de Trabajo no tiene duda: Asturiana de Zinc. El accidente se produjo en sus instalaciones y no evaluó de manera adecuada los riesgos. Paramio critica que no se hubiese efectuado una medición previa de los niveles de mercurio en el interior de los tubos. Y aunque algunos documentos de prevención tanto de Azsa como de Imsa advertían de la presencia posible de mercurio en el proceso, esas advertencias resultaron claramente insuficientes e inadecuadas para la concentración del metal pesado.

l ¿Cuál es la responsabilidad de Imsa? Paramio explica que tanto Imsa como Azsa son responsables «solidarios» de una serie de «infracciones graves» relacionadas con la ropa de trabajo, los vestuarios, los servicios y medidas higiénicas , la jornada laboral y la formación de los trabajadores. Paramio propone para las dos empresas cuatro sanciones de 40.000 euros cada una que deberán pagar al alimón, o sea, 80.000 cada una de las empresas. La auxiliar no se ha pronunciado a este respecto y tampoco la empresa Azsa. Las actas de infracciones -que ya están en manos del Ministerio de Empleo- pueden ser recurridas. Ninguna de las dos compañías ha hecho público que intención tiene a este respecto.

l ¿Cuáles son las consecuencias para los trabajadores? Al margen de los futuros efectos en su salud, Paramio ha iniciado de oficio la declaración de «un recargo de prestaciones económicas en su máxima cuantía (50 por ciento) para todos los trabajadores accidentados, contra la empresa Asturiana de Zinc».