Trasona, Illán GARCÍA

Alejandro Pérez y Aris Fernández ya están en casa tras ocho meses de expedición por Sudamérica. Estos corveranos residentes en Trasona se embarcaron en un viaje de 19.000 kilómetros por el nuevo continente con un único requisito: gastar como máximo diez euros al día entre los dos. «Dividimos el viaje en diez etapas y en seis de ellas cumplimos el presupuesto límite, en las otras cuatro no. Hay gastos obligados, si estás ante el Machu Picchu tienes que entrar, no te queda otra y eso, por sí solo vale cincuenta euros», explican estos viajeros ya en el sofá de su casa, bastante más cómodo que algunos de los lugares en los que tocó dormir para ajustarse al presupuesto límite. La ruta comenzó en noviembre en Buenos Aires y les llevó a la Tierra del Fuego (Argentina), en el punto más al sur de Sudamérica, a la Patagonia, para posteriormente cruzar la frontera hasta Bolivia y de ahí a Ecuador, donde finalizó el viaje la pasada semana.

Para ajustarse a los diez euros diarios, estos jóvenes intrépidos tuvieron que sacrificar incluso hasta las comidas. Comían principalmente arroz, pollo y latas de atún. El alto contenido de almidón del cereal causó algún que otro malestar a Alejandro Pérez. «Se me pusieron los ojos amarillos», afirma. Las ganas de seguir adelante pudieron con todo y los expedicionarios corveranos decidieron continuar la ruta. Eso sí, comiendo arroz pero no con tanta frecuencia.

Pérez y Fernández se desplazaban «a dedo», caminando o bien en autobús. «Argentina lo hicimos todo a dedo y en Bolivia usábamos el bus porque era muy barato», explica Fernández, que remarca además que Sudamérica es un lugar ideal para el turismo mochilero. Y así lo demuestran en los más de 6.500 videos que la pareja grabó durante su trayecto. Los expedicionarios tienen en mente grabar un documental por etapas de su experiencia de ocho meses al otro lado del charco. «Barajamos varias opciones para emitir el documental», afirman.

«Los sudamericanos son muy hospitalarios, salvo en Uyuni, en Bolivia, donde eran algo más cerrados. Nos trataron genial, eso sí, en las zonas indígenas donde los europeos llaman mucho la atención», explica Fernández, mientras señala en el mapa mundi de su salón algunos de los rincones que visitaron.

Una de las mejores experiencias vividas durante estos ocho meses fuera de casa fue en la comunidad «Tres hermanos», en plena selva amazónica boliviana. «Partimos de Rurrenabaque con destino a esta comunidad que llegaban hasta comerse los piojos del pelo: no sabíamos nada, no teníamos comida y, al final, pasamos allí cinco días», relatan. Allí vivían nueve niños, siete adultos y un maestro. Una pequeña comunidad en la que nadie había visto unas gafas ni sabía ubicarse en un mapa. «El profesor nos llegó a preguntar si los glaciares eran de verdad, nunca habían visto la nieve», comentan los corveranos que llegaron incluso a dar clases de geografía a los pequeños.

Alejandro Pérez y Aris Fernández aún mantienen el contacto con la persona que les indicó el camino a esta pequeña comunidad y no descartan enviar libros para que los niños sigan estudiando. A esta joven pareja de aventureros también le encantó Machu Picchu, la Patagonia, Tierra del Fuego o los glaciares. «Bueno, en realidad, venimos encantados y con ganas de repetir otra experiencia similar», destacan Pérez y Fernández, que celebraron su vuelta a la tierrina con cuatro culinos de sidra.